Ha sido tal su posicionamiento, que estuvo en el centro de la discusión de los objetivos de desarrollo sostenible, en la que por primera vez, se logró establecer una meta específica que demanda a las naciones a asegurar el acceso universal a programas de educación inicial para la población menor de seis años.
En Colombia, hay más de 2,4 millones de niños menores de cinco años en situación de vulnerabilidad (Dane, 2014), de los cuales el 52% aún no tiene acceso a la oferta nacional de Atención Integral a la Primera Infancia -Aipi- que integra educación nacional, salud y nutrición. No solamente estamos lejos de lograr una cobertura universal, pero a la luz de las revisiones contractuales que está liderando el Icbf a los prestadores de servicio, sino que debemos volcar también la mirada hacia la calidad y pertinencia de los programas en funcionamiento.
El Gobierno Nacional está comprometido con este tema, pero hay que entender que se requiere de un esfuerzo colectivo que permita cerrar las brechas de desigualdad en el acceso a servicios de Aipi, con especial énfasis en las zonas rurales. Quizás, el reto más grande hasta el momento.
En este escenario, los gobiernos locales tienen una enorme responsabilidad de ampliar la cobertura e inversión en estos programas. Estamos en el momento idóneo para asegurar que el compromiso con la Primera Infancia -PI- quede plasmado en los planes territoriales de desarrollo 2016-2019, para evitar hechos como los ocurridos con la población indígena infantil de La Guajira, que han sido rechazados por la opinión nacional e internacional, en los que se visibilizan falencias históricas en las políticas públicas.
Resaltamos la labor de la Estrategia De Cero a Siempre, que a través del Sistema Nacional de Bienestar Familiar, está brindando acompañamiento en esta materia a los territorios. La inclusión de metas específicas en PI debe hacerse de manera oportuna y adecuada, por lo que desde la Fundación Alas invitamos a los mandatarios municipales y departamentales a informarse sobre la situación actual de esta población con el fin de definir intervenciones focalizadas para atender sus necesidades.
El rol del privado es crucial en este trabajo mancomunado que requiere el concurso de todos. En este campo hay historias exitosas para resaltar, como es el caso de la Alianza Primero lo Primero, una iniciativa público-privada de la que Alas hace parte y a través de la cual se han canalizado recursos técnicos y financieros para la construcción de Centros de Desarrollo Infantil que han permitido ampliar la cobertura de Aipi en 12 municipios de Colombia. Un ejemplo de esfuerzo colectivo y de intervención con sello de calidad.
Igualmente, resaltamos el compromiso de compañías y líderes empresariales como Cristina Stenbeck, accionista mayoritaria de Millicom y Presidenta Ejecutiva de la compañía de inversión europea AB Kinnevik quien se ha convertido en benefactora de la labor de Alas por la PI en América Latina, basada en su preocupación constante por el mejoramiento de la calidad de vida de la humanidad.
Uno de los grandes aprendizajes en la ejecución de estas iniciativas público privadas, ha sido precisamente el de entender que no solo requerimos aumentar la inversión en programas de atención a la PI, sino que debemos esforzarnos por formular estrategias que permitan intervenciones costo efectivas de gran impacto. Solo así podremos llegar a ese ideal de país grande y próspero que asegura todas las condiciones para que nuestros niños y niñas crezcan sanos, felices y desarrollen sus talentos en igualdad de condiciones.
