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Manejo de los impactos ambientales y sociales en el Metro de Bogotá.
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Parte del plan que realiza el metro de Bogotá incluye la compensación de árboles, el rescate de la fauna y el acompañamiento a las comunidades
El Metro de Bogotá es considerado el proyecto de infraestructura vial más grande que se construye en el país. Su primera línea tendrá una extensión de casi 24 kilómetros y eso la convierte en una de las más extensas en el continente, por encima de las habilitadas en ciudades como Quito, Panamá, Sao Paulo, Ciudad de México, Río de Janeiro y Buenos Aires.
Es una iniciativa que, desde su misma concepción, ha demostrado sus bondades ambientales y sociales, toda vez que reducirá las emisiones atmosféricas y facilitará el transporte de millones de usuarios.
Sin embargo, las grandes obras civiles traen impactos inevitables en sus áreas de incidencia y la empresa Metro de Bogotá detalló cuáles son las acciones de responsabilidad social para gestionar estos efectos, en las que se incluyen: protección a la fauna, a los árboles y acompañamiento a las comunidades.
El Concesionario ML1, a cargo de las obras de la primera línea, elaboró el Estudio de Impacto Ambiental y Social, Eias, que incluye el Plan de Manejo Ambiental y Social, Pmas. Este plan contempla 23 programas de manejo ambiental y 17 programas de manejo social.
El Metro de Bogotá es un anhelo que se ha manifestado desde 1942, cuando la capital apenas contaba con unos 400.000 habitantes y el alcalde Carlos Sanz de Santamaría propuso su construcción.
Pero mucho antes de que se asentaran los ciudadanos, ya había presencia de fauna silvestre y los planes para acompañarla y protegerla hacen parte de esas acciones que se llevan a cabo en el marco de las obras. Solo en 2024, fueron rescatados 19 reptiles, dos mamíferos, 17 aves y 22 anfibios. Las actividades, tal como lo explicó el concesionario, inician con la búsqueda activa de ejemplares en árboles, troncos en el suelo y madrigueras, entre otras zonas en el área del proyecto y áreas aledañas.
La entidad indicó que cuenta con el acompañamiento de biólogos especializados en cada grupo faunístico y se han resguardado especies como la rana sabanera, culebra sabanera, culebra de pantano y zarigüeya orejiblanca. El manejo silvicultural también está presente y se enfoca en la caracterización, protección y compensación de los árboles trasladados. Los monitores a la calidad del aire, a las aguas, a las vibraciones y a los ruidos complementan el trabajo en el frente ambiental.
Otro flanco que no puede dejarse sin cobertura es el social, pues hay toda una comunidad en el área de influencia que ha experimentado cambios en sus rutinas residenciales y hasta en sus modelos económicos.
La empresa Metro de Bogotá detalló que implementa la estrategia “Metro te Acompaña”, que promueve la articulación interinstitucional con entidades del Distrito para atender situaciones que inciden en las condiciones del entorno.
Las intervenciones se orientan hacia deficiencias en la iluminación, presencia de habitantes de calle, manejo y recolección de residuos, control de vendedores informales, ocupación indebida del espacio público, y acercamiento institucional a los comerciantes impactados por las obras.
“Estas acciones se desarrollan a lo largo del corredor del proyecto y son monitoreadas por un equipo de seguimiento que emite alertas y reporta nuevos requerimientos comunitarios, facilitando su atención oportuna. Actualmente, 18 entidades del Distrito hacen parte de la estrategia Metro te Acompaña, habiendo ejecutado más de 6.500 actividades en el área de influencia”, mencionó la entidad.
Hay que mencionar que el plan de manejo social ejecuta acciones para el reasentamiento de habitantes, construcción de tejido urbano, protección del patrimonio cultural y resguardo de los monumentos.
Luis Alejandro Ángel, decano de la Escuela de Ciencias Exactas e Ingeniería de la Universidad Sergio Arboleda, expuso que “una megaobra transforma el entorno; la pregunta que nos debemos hacer no es si impacta, sino cómo garantizamos que ese impacto sea positivo”.
Desde su óptica, “el sistema nunca será el mismo con Metro o sin Metro” y sobre la importancia de ejecutar estos planes de gestión, comentó que la respuesta es técnica y social y, tal como lo contempla el concesionario, deben enfocarse en “control de polvo, ruido y vibraciones; manejo de aguas y residuos; planes de movilidad en obra; protección del comercio de barrio y, cuando corresponda, reasentamientos dignos con restauración de ingresos y oportunidades”.
“Con indicadores claros y públicos, por mencionar algunos: calidad del aire, niveles de ruido, atención a quejas y veeduría ciudadana, el Metro puede construir infraestructura y confianza. Esa es la ingeniería que Bogotá siempre se merece: la que cuida el ambiente, protege a su gente y entrega valor público sostenible”, añadió.
La empresa Metro de Bogotá resaltó que, además, en cumplimiento del contrato 163 de 2019 con el concesionario Metro Línea 1, se han atendido las solicitudes de la comunidad a lo largo del trazado del proyecto con atención al ciudadano, fortalecimiento de la participación ciudadana, y espacios de socialización para que puedan comunicar realmente sus verdaderas necesidades.
Cuando un proyecto como el Metro de Bogotá busca financiamiento de la banca multilateral -en este caso del Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo, BID, y el Banco Europeo de Inversiones , BEI,- no basta con mostrar viabilidad técnica y financiera. Estas entidades tienen estándares muy estrictos en sostenibilidad ambiental y social que deben cumplirse antes de aprobar los recursos. El Metro fue presentado como un proyecto que reduce la congestión vehicular y la dependencia de buses contaminantes y que ordenará el desarrollo urbano.
La región de Asia-Pacífico continuará siendo la principal fuente de emisiones a nivel mundial. No obstante, se proyecta que estas se reduzcan cerca de 6%
