Incluir no es una carga ni un gesto simbólico. Es una apuesta por el país que queremos: uno donde nadie quede atrás, donde cada talento cuente y donde la diversidad sea motor de prosperidad
Son los “pequeños gigantes”, a quienes llamo así con respeto y cariño, y en contraste con aquellos que los califican de residuales, enanitos o de blanquitos riquitos, los protagonistas llamados a salvar la democracia