Un mensaje que tienen que copiar los políticos

El mundo ya ha comprobado que el Papa Francisco está iniciando una profunda transformación a las estructuras de la iglesia de Roma, más allá de las formas y ceremonias. Su sencillez personal y su mensaje humanoy cercano a la gente de cualquier condición social, raza o género, lo está colocando enun nivel de liderazgo que hace un tiempo era impensable como papel de la cúpula católica. O alguien pensaba cómo era posible que un pontífice llegara a afirmar algo tan contundente como que “Ser un buen católicono implica tener hijos como conejos”. Solo para colocar un ejemplo. O si creían que Francisco se iba a reducir a hablar de religión o de cómo alcanzar el cielo desde el planeta tierra, están muy equivocados.

Es por eso que el mensaje del Santo Padre puede ser utilizado por cualquier político o gobernante para pregonar que el prelado coincide con los postulados de quienes tienen la responsabilidad de velar por el bienestarde un país o una comunidad y entonces se esconden en la filosofía papal para culpar al sistema o a los países ricos de los problemas. También están equivocados, pues el Pontífice pide resultados concretos por parte de quienes manejan los asuntos políticos.

Lo acaba de comprobar en su visita, que terminó este domingo, a los tres países más pobres de Suramérica, hecho que comprueba que su escogencia no fue al azar sino premeditada. Fue mucho más allá de pedir a los pobres paciencia y esperar la redención de los pecados para alcanzar la vida eterna, sino que pidió  “tierra, techo y trabajo, como derechos sagrados”, por los excluidos y marginados tienen que luchar. Y se refirió directamente a Latinoamérica hablándole a campesinos, pescadores, artesanos, vendedores ambulantes, camioneros, coteros, indígenas, estudiantes y jóvenes que luchan por salir de la pobreza.

En un pasaje de discurso, Francisco mostró una gran beligerancia humana: “Cuando el capital se convierte en ídolo y dirige las opciones de los seres humanos, cuando la avidez por el dinero tutela todo el sistema socioeconómico, arruina la sociedad, condena al hombre, lo convierte en esclavo, destruye la fraternidad interhumana, enfrenta pueblo contra pueblo y, como vemos, incluso pone en riesgo esta nuestra casa común. Necesitamos un cambio positivo, un cambio que nos haga bien, un cambio redentor. Necesitamos un cambio real. Este sistema ya no se aguanta”. 

Francisco no habla de destruir o acabar con el sistema, como sí lo plantean ideologías extremas, por lo cual no tiene sentido el ataque de quienes lo comienzan a llamar marxista. Todo lo contrario: “Ustedes, los más humildes, los explotados, los pobres y excluidos, pueden y hacen mucho. Me atrevo a decirles que el futuro de la humanidad está, en gran medida, en sus manos, en su capacidad de organizarse y promover alternativas creativas, en la búsqueda cotidiana de las tres T: trabajo, techo, tierra”.