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EDITORIAL

Sin distritos de riego no hay futuro en el agro

martes, 10 de diciembre de 2019

En Colombia existen 780 sistemas de riego públicos, pero 210 no funcionan, lo que pone en jaque la productividad, la generación y la exportación de productos agropecuarios

Editorial

El viejo cuento de que Colombia puede llegar a ser una despensa alimentaria es una suerte de mantra que repiten los políticos en tiempos de elecciones, pero que se les olvida o no pueden hacer realidad una vez acceden a los poderes locales, regionales o nacionales. Y la frustración es que es cierto: Colombia goza de más horas al día de luz solar que muchos países; es una de las zonas más lluviosas del mundo; cuenta con muchos ríos que bañan todas las regiones, y sus pisos térmicos garantizan gran variedad de frutas, verduras, legumbres y posibilidades de explotar con más productividad las actividades pecuarias, pero todo siempre se queda en promesas y anhelos no realizados.

Mucho tiene que ver con una incapacidad crónica que baja desde los gobernantes o diseñadores de políticas públicas de turno, hasta la base de la pirámide agropecuaria representada por los pequeños agricultores que se ganan la vida de la misma manera que en siglo XIX, explotando parcelas de “pan coger” sin que las nuevas tecnologías los hagan productivos. El problema es de alcaldes, gobernadores y ministros que no le han dado continuidad a las políticas públicas en el sector agropecuario ni han permitido la masificación de las nuevas técnicas de explotación agraria ni mucho menos han avanzado en los mínimos de administración de recursos naturales básicos como son los distritos de riego, que por estos días son protagonistas de millonarias inversiones, dinero que hay que auditar porque se ha perdido en muchas oportunidades en proyectos que nunca vieron la luz.

Los distritos de riego pueden aumentar no solo la productividad de los polígonos agropecuarios con vocación exportadora, sino que afinan el progreso de sectores completos, eso si hay compromiso por parte de los beneficiados y aporte real de los gobernantes con el mantenimiento y la administración para que se mantengan operando. Ese es el diferencial que hoy tiene Costa Rica, Chile, Ecuador y Perú, países que pueden dar ejemplo de cómo hacer distritos o sistemas de riego que transformen las exportaciones.

El Ministerio de Agricultura ha anunciado la puesta en marcha de un proyecto que inicialmente ascendía a $4,5 billones con los que se pretenden construir obras de este tipo en diferentes regiones. Dicho sea de paso, ese dinero se disminuyó en casi $1,7 billones por la estrechez presupuestal, pero el monto restante debe monitorearse para que se invierta y empiece a marcar la diferencia en la productividad de varias explotaciones no solo hortifrutícolas sino pecuarias.

Es increíble que un país como Perú o Chile con menores ventajas en materia de agua y luz solar exporten mucho más frutas y verduras que Colombia. Estamos seguros de que esta millonaria inversión inicial será bien capitalizada por los productores quienes mejorarán sus explotaciones agrarias y se abrirán de una vez por todas las alternativas de exportación.

Cultivos no tradicionales como el aguacate hass, la piña, las naranjas, las peras, las uchuvas y las mandarinas, son de alto potencial exportador, al mismo tiempo que necesitan de abundancia de agua en las épocas secas, deficiencias que pueden ser subsanadas con una política pública que busca poner a andar los sistemas de riego, necesarios para mantener productividad permanente.

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