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EDITORIAL

No más manoseo político al metro

miércoles, 6 de mayo de 2015
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Es simple: Bogotá no tiene metro porque presidentes, alcaldes, congresistas y concejales no han querido la obra 

Probablemente si se pudiera cuantificar el gasto de papel y tinta usados por la prensa en el tema del metro durante los últimos setenta años, se pudiera magnificar el tamaño de la miopía de los gobernantes bogotanos, y por qué no, de la Nación. Es simple: Bogotá no tiene metro porque lo han gobernado dirigentes cortoplacistas que no piensa sino en llegar a la Casa de Nariño en franco detrimento del desarrollo verdadero de la Capital. Bien se decía en alguna época de nuestra historia política que la Alcaldía Mayor era la antesala para llegar a la Presidencia y ese ha sido el modus operandi de los burgomaestres quienes no han podido entregarle un sistema masivo de transporte digno a una ciudad que en pocos meses consolidará sus diez millones de habitantes.

Nuevamente el tema del metro vuelve a ser objeto de debate para las próximas elecciones locales y volvemos a caer en el juego de manosear ese proyecto de vital importancia para millones de colombianos. No podemos negar que la solución transitoria e ingeniosa al transporte, que es Transmilenio, dispersó a los gobernantes, disimuló la necesidad y opacó todos los verdaderos proyectos estructurales de transporte para la Capital. Bogotá es la única ciudad con 10 millones de habitantes que no tiene metro y algunos gobernantes con nombre propio han querido mantener esa situación a perpetuidad. Bogotá nunca será una ciudad desarrollada, con bienestar y competitiva si no tiene metro. Así de sencillo.

La Cámara de Comercio de Bogotá y los gremios de la producción deberían hacerle un llamado a los candidatos a la Alcaldía de Bogotá a que no jueguen más con el metro; que no manoseen más el asunto y hacer un pacto por una obra, que cualquiera sea el costo, debe hacerse para mejorar la calidad de vida de todas las personas que viven y vienen a la Capital. Hay cosas que no tienen costo, es decir, que deben hacerse como sea y prolongar su pago en el tiempo, y el metro es una de ellas. Nuestros políticos no pueden pretender que Transmilenio (que ya colapsó) sea el sistema de transporte masivo que dignifique a los bogotanos. La solución es el metro, como la ha demostrado la historia en todas las grandes capitales.

La actual administración debe hacer todo lo posible por adelantar al máximo la primera línea, dejar contratadas las bases para que en los próximos cuatro años no solo se inaugure sino que se pongan a andar dos o tres líneas más. No podemos empezar a hablar de otros sistemas masivos o más troncales para Transmilenio, que no son más que distractores. Han pasado muchos años desde que se presentaron los primeros informes técnicos, pero nuestra dirigencia política no logró hacer andar el sistema. Es el momento de que llegue una nueva administración que tenga de prioridad ese asunto.

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