Los perdedores en el nuevo orden mundial

Un artículo escrito por Ed Ballard, Jason Douglas y Jon Emont, en el Wall Street Journal es muy a lugar por el debate que se ha abierto en Colombia sobre una eventual -y bien difícil de lograr- renegociación o revisión del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Dicen los autores que “las economías más grandes del mundo están ofreciendo enormes subsidios en una carrera despiadada para ganar las industrias del futuro.

Los perdedores: todos los países que no pueden pagar. Los nuevos créditos fiscales para la fabricación de baterías, equipos de energía solar y otras tecnologías verdes están atrayendo una avalancha de capital a EE.UU.

La Unión Europea está tratando de responder con su propio paquete de apoyo a la energía verde. Japón ha anunciado planes de préstamos por valor de US$150.000 millones para financiar una oleada de inversiones en tecnología ecológica.

Todos ellos están trabajando para volverse menos dependientes de China, que tiene una gran ventaja en áreas que incluyen las baterías y los minerales para fabricarlas. Ahora, algunos jugadores más pequeños se están quedando atrás”.

Si bien Colombia siempre ha sido un gregario en la fabricación de componentes para la generación de baterías y demás productos necesarios para la inminente explosión de nuevas energías, no puede quedarse atrás en una nueva competencia global que determinará una nueva ruta de países desarrollados, subdesarrollados y de frontera en esos dos grupos. “Muchas son economías ágiles que estaban en ascenso durante décadas de libre comercio, pero están en desventaja en una nueva era de política industrial agresiva.

Las naciones industrializadas como el Reino Unido y Singapur carecen de la escala para competir contra los bloques económicos más grandes en la oferta de subsidios. Los mercados emergentes como Indonesia, que esperaba utilizar sus recursos naturales para ascender en la escala económica, también se ven amenazados por el cambio”.

Estados Unidos está ofreciendo US$369.000 millones en incentivos y financiamiento para energía limpia como parte de la Ley de Reducción de la Inflación, está experimentando una ganancia inesperada de inversión extranjera. Dice el WSJ que BMW acaba de inaugurar una nueva planta de baterías en Carolina del Sur. Las firmas surcoreanas Hyundai y LG anunciaron una planta de baterías de US$4.300 millones en Georgia. Panasonic de Japón está construyendo una planta en Kansas.

“Las preocupaciones ambientales se multiplicaron a medida que la economía global consumía más recursos naturales. Algunas economías enfrentaron episodios desestabilizadores de fuga de capitales a medida que entraba y salía dinero extranjero”.

Las economías más pequeñas y en desarrollo necesitan acceso a los mercados globales si quieren abrirse camino comercialmente hacia una mayor prosperidad, pero esta guerra de incentivos para producir en los países desarrollados va a profundizar las diferencias.

Más que inflar un globo con la tortuosa renegociación del TLC, el Gobierno Petro debería sincronizar su discurso antiglobalización y proteccionista con esta tendencia y aprovechar el tratado para que se instalen en Colombia novísimos factores de cara a este nuevo orden; no se puede olvidar que uno de los objetivos del TLC era ese: que empresas de todo el mundo se instalen en Colombia de cara al mercado estadounidense, y qué mejor que fueran compañías del sector ambiental.