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Los aranceles de EE.UU. a Canadá y México
También se espera que Trump suba aranceles a China de 10% a 20%, mientras que la cifra puesta a sus mercados naturales, México y Canadá, es de 25% y empiezan a regir a partir de hoy
“El martes habrá aranceles. Exactamente cuáles sean, vamos a dejar que el Presidente y su equipo negocien eso”. Ese martes es hoy y las palabras son del secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick.
La política externa del motor de la economía experimenta un cambio radical, en la que los aranceles son las armas para negociar otro tipo de colaboraciones, que en nada tienen que ver con la economía: con México, es el control de los migrantes y los cárteles del narcotráfico; mientras que con China, es la producción de fentanilo.
Las cosas van así en esta primera semana de marzo. Lutnick le dijo a Fox News que los aranceles a Canadá y México entrarán en vigor como estaba previsto el martes (hoy), pero que el presidente Donald Trump determinará sus niveles exactos y ayer así lo confirmó: Trump impone aranceles de 25% a los dos países desde hoy 4 de marzo.
“Él está pensando en este momento cómo exactamente quiere actuar con México y Canadá, y esa es una situación fluida. El martes habrá aranceles para México y Canadá”, recalcó Lutnick en Fox News, también se espera que se aumente los aranceles a China de 10% a 20%, lo que está establecido a menos que el país asiático le ponga fin al tráfico de fentanilo a Estados Unidos.
Se podría decir que ni la migración, los cárteles de la droga ni el fentanilo deberían ser problemas que afecten los intercambios comerciales entre los países, pero esa ha sido la moneda de cambio que ha decidido utilizar para negociar el nuevo presidente de Estados Unidos, que aún no llega a dos meses al frente de la Casa Blanca.
Otras visiones no ven el ambicioso paquete de aranceles como herramientas para garantizar la seguridad de los estadounidenses, sino que tiene como objetivo proteger a las industrias estadounidenses, recaudar dinero, pero ante todo, usar la amenaza de los aranceles como un arma de negociación, tal y como sucedió con Colombia, cuando el Presidente intentó exigir un trato menos indigno contra los nacionales deportados de Estados Unidos, pero al final quien utilizó el episodio (acto de rebeldía) para apretar su guerra de aranceles fue Trump, quien demostró -con el caso colombiano- que es un arma muy eficaz para doblegar a los gobiernos.
Los aranceles altos presionan los precios para los consumidores y reducen las opciones de compra. En un país como México o Colombia, los aranceles más altos representan precios más onerosos de productos y servicios simples, pero necesarios de las clases con menos ingresos. Dicho de otra manera, los aranceles siempre los terminarán pagando los consumidores más pobres, tal y como sucede con la inflación, que es el impuesto de los más pobres o de las personas de menores ingresos, con la trama de los aranceles también ocurría lo mismo al doble, no solo bienes caros, sino una inflación más alta.
Existe un monto que las empresas exportadoras e importadoras debe pagar por impuestos, contribuciones, tasas o derechos, dependiendo del régimen tributario de cada país con que se negocie, al tiempo que hay acuerdos globales como los llamados TLC que negocia dichas tasas en mejores condiciones, no obstante, la guerra arancelaria desatada por Trump ha demostrado que no hay tratados ni convenios comerciales que estén blindados contra las políticas de los presidentes de turno.
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