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La leche importada, las papas europeas y las frutas chilenas son solo tres ejemplos de que la economía agraria Colombiana aún está en pañales y sin mucho futuro en el largo plazo
Colombia no solo siempre se ha autodefinido como una eventual despensa de alimentos para el mundo, sino que se precia de tener un gran potencial agroalimentario, pero del dicho al hecho, hay mucho trecho, dicta el adagio popular. Solo hay que mirar tres incompetencias grotescas en términos de producciones del sector agropecuario.
La primera, la más reciente, es que el país económico esté metido en camisa de once varas porque la Unión Europea lo acusa de no cumplir las normas antidumping en el caso de las papas traídas de Europa. El caso es que la Organización Mundial de Comercio anunció la creación de un grupo especial con la finalidad de resolver la disputa acerca de si Colombia puede poner aranceles a las importaciones de papa provenientes de algunos países de la Unión Europea.
La medida se tomó en defensa comercial contra la papa de Países Bajos, Francia, Bélgica y Alemania. Sí, ¡papas europeas más baratas! Se usan para freírlas y abundan en los restaurantes de comidas rápidas. Son casi las de mayor consumo por los más jóvenes. El segundo caso grotesco es el de la leche de Estados Unidos, Nueva Zelanda y Australia, entre otros grandes productores de lácteos, que logran producir más barato y poner en jaque el miserable precio de $2.000 que las grandes empresas lácteas le pagan al pequeño productor.
Los supermercados están llenos de bolsas de leche importada, tarros de leche en polvo y una probada presencia de lactosuero mezclado, lo que pone en aprietos a unas 300.000 familias de pequeños productores que aún viven de entre 10 y 100 litros diarios, y que los precios internacionales les obligan a cambiar de actividad. Y el tercer caso de grotescas incompetencias es el de la sobreabundancia de frutas y otros productos agropecuarios provenientes de Chile, Perú y ahora Ecuador.
Es increíble que en los fruver, tiendas y supermercados sean más competitivos en precios y calidad las frutas y verduras de esos tres países similares a Colombia. Es increíble que no tenga políticas públicas medibles y ejecutables en el mediano plazo que cambien la cara a la leche, las papas, las frutas y las verduras. Es un hecho que los parafiscales que engorgan la burocracia de algunos gremios de la producción agropecuaria se hayan desvirtuado, sea el momento para revisarlos y evaluarlos.
Colombia debe poder convertir sus excedentes lácteos en leche en polvo de exportación; debe asimilar nuevas tecnologías de congelamiento para exportar la sobreproducción de papas, y lograr producir frutas y verduras en abundancia y calidad para competir con Chile, Perú y Ecuador. Casi todos los gremios agropecuarios se han politizado y dedican los grandes parafiscales en dinero para madurar el discurso electorero de sus dirigentes y olvidan la investigación y el desarrollo. Solo algunos tienen centros científicos, como los cafeteros, los palmicultores, los cañicultores, que pueden darse el lujo y mostrar al mundo avances como la cero quema de caña; o los cafeteros que pueden mostrar sus variedades más productivas.
Nada hay en leche, ganado y frutas. No solo es un trabajo del Ministerio de Agricultura, Agrosavia y el ICA, que nada hicieron en los últimos dos o tres años, es una labor conjunta entre el sector privado y el gobierno de turno. Para desarrollar el campo y ser verdaderamente productivos hay que mejorar la asistencia técnica; dar créditos en condiciones adecuadas y garantizar las compras. Sigue siendo muy raro que en Colombia no abunden las plantas de transformación de leche en polvo.
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