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EDITORIAL

Las tesis económicas según Maduro

lunes, 2 de diciembre de 2013
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La economía venezolana está en una olla a presión que puede explotar en cualquier momento salpicando a Colombia.

El problema de Venezuela no son sus cifras macroeconómicas, ellas son el resultado de una deformación en su red empresarial y unas atrofiadas políticas públicas que se vienen profundizando desde hace varios años cuando el chavismo se hizo con el control de los poderes Ejecutivo y Legislativo. El modelo económico de Venezuela se puede explicar brevemente diciendo que funciona como una compañía petrolera muy exitosa gobernada por sindicalistas inescrupulosos quienes creen que las ventas y utilidades de la empresa son manantiales inagotables de recursos que se pueden derramar a través de subsidios para sus compañeros obreros y para otros  países que comulgan con sus credos.

El problema para los colombianos es que esa economía ‘petrolizada’, con todas las deformaciones que ello implica, tiene profundas repercusiones en su cotidianidad. Sus tentáculos políticos se extienden en Colombia y sus necesidades de consumo se sienten en asuntos como el contrabando y la morosidad en los pagos a las exportaciones. La variación mensual de los precios en el vecino país es superior a 40%, una de las inflaciones más altas del mundo, situación que ha distorsionado los precios y ha empujado al país hacia un desabastecimiento sin solución a la vista. Pero tiene cosas buenas como por ejemplo que el desempleo es muy bajo, solo ronda 6%; a lo que se suma un ingreso per cápita de unos US$14.000, muy cercano a países desarrollados. Recordemos que en Colombia no superamos los US$9.000 y nuestro desempleo ronda 8%.

El 17% de las importaciones venezolanas son de Colombia, país que después de Estados Unidos es su segundo socio comercial. Las ventas de petróleo superan los US$90.000 millones anuales, una cifra que se mueve al vaivén del cambiante precio del crudo, lo que les da dinero para mantener una crisis crónica y creer que a la economía de mercado se le puede poner controles. Las tesis económicas que aplica y promulga el presidente Nicolás Maduro son primarias y ante el mal panorama que presenta la inflación, además de una oferta y demanda de bienes y servicios traumatizada, aplica medidas de corrección que son verdaderos baldados de gasolina para apagar una creciente conflagración.

Es casi una realidad que el bolívar se va a volver a devaluar y que los controles impuestos a las importaciones asfixiarán más la economía. El paquete de medidas adoptadas el pasado viernes para evitar la especulación en el sector inmobiliario son un paño de agua en una situación que se sale de control. Pero los colombianos no nos podemos alegrar de que esto suceda, pues Venezuela es un importante socio comercial que es difícil de reemplazar, como se pensó en el anterior gobierno. Ojalá las cosas se arreglen.

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