La tributaria, un espacio posible de concertación

Discutir los impuestos puede verse como un problema, pero en este momento puede ser un espacio de diálogo otrora inexistente entre el Gobierno Nacional y el sector productivo. Toda reforma tributaria representa un cambio en las reglas de juego de la actividad económica y eso está pasando cada 12 meses, fruto de años de aplazar los imperativos estructurales que vayan más allá del monto de recaudo y se concentren en acomodar las asimetrías crónicas.

Hay mensajes afortunados en la presente discusión que se desprenden de la posición de diálogo y concertación expresada por el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, ante casi dos mil empresarios congregados en el Congreso Empresarial Colombiano de la Andi. El proyecto de ley es un acto irreversible ya radicado en la Comisión Cuarta de la Cámara de Representantes en donde inició su curso de estudio hasta llegar a las plenarias y finalmente a la firma del Ejecutivo a mediados del próximo octubre. Es la primera vez, en muchos años, que la iniciativa tributaria no lleva mensaje de urgencia, lo que en sí es un gran mensaje y es que no se discutirá con afanes ni en la Cámara ni en el Senado de la República.

Ocampo lo ha dicho, todo es susceptible de ser revisado, la única angustia es contar con unos recursos especiales para hacer inversión social y modernizar de paso el sistema tributario que es uno de los más obsoletos de la región y el más ineficiente de los países de la Ocde. Tanto los gobernantes como los empresarios deben haber asimilado ya cuáles son las reformas necesarias en materia de contribución para poder seguir adelante. Son muchos los proyectos de ley presentados en el último lustro que se han revisado, analizado y discutido, incluso con comisiones de expertos internacionales, para solucionar un problema económico muy serio y que compromete las necesarias inversiones estatales.

Este arranque del Gobierno va a sincronizar varias cosas importantes: la discusión del presupuesto general de la Nación para 2023; el alza salarial para el nuevo año y una reforma tributaria muy ambiciosa que aspira a recaudar casi $26 billones, una cifra que nunca antes ha sido alcanzada y que puede mejorar la tributación en un presupuesto que va a superar los $410 billones. Son varios los pilares de recaudo que tiene la tributaria que seguramente se irán ajustando con el paso de las semanas y de las discusiones en el Congreso, pero lo más importante es que puede lograrse la sincronización de tarifas en todos los sectores, pues la famosa colcha de retazos a la que siempre se refiere la opinión pública debe irse unificando en renta, consumo, deducciones, exenciones y demás acciones que comportan una tributaria.

El Gobierno Nacional ha sido conciliador con los más afectados, luego de haber presentado la reforma, una actitud que debe resaltarse para que los nuevos recursos puedan llegar y las inversiones sociales, que no dan espera, puedan ejecutarse. Incluso, el gran objetivo de esta tributaria no ha sido bien socializado con los medios de comunicación o los gremios de la producción, y es el que tiene que ver con la tarea pendiente para recuperar el grado de inversión perdido luego de la pandemia. Para que Colombia pueda tener una calificación mejorada debe avanzar en una iniciativa más que concertada.