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EDITORIAL

La paradoja del petróleo colombiano

martes, 13 de febrero de 2018

Mientras la demanda de crudo crece en el mundo, producción en Colombia no está en sus mejores niveles, un hecho real que debe ser de debate político

Editorial

El promedio diario de producción de petróleo en Colombia durante el año pasado fue de 854.121 barriles. Una de las más bajas de los últimos años. La razón no era distinta que los precios de los commodities cotizaban a la baja, no eran rentables y no valía la pena extraer grandes crudo; una razón válida desde la óptima empresarial del sector, pues por principio es mejor tener los bienes minero-energéticos “bajo tierra” -cuando los precios están bajos- que extraerlos y llevarlos al mercado para ser vendidos baratos o por necesidades.
Colombia a diferencia de lo ocurrido en Venezuela, Ecuador y algunos países petroleros de África, simplemente bajó la exploración, las actividades de sísmica y casi todos sus compromisos de búsqueda de crudo desde agosto de 2014, sufriendo una de las peores épocas de los 100 años de historia del petróleo en nuestro país. Aquí los bajos precios del crudo frenaron casi la totalidad del sector durante los últimos cuatro años, pero en los distintos países petroleros, la actividad se mantuvo constante porque tienen peligrosos compromisos de cuotas con otros consumidores como China, Rusia, Estados Unidos o India.

Ahora la situación ha cambiado y el país petrolero debe acelerar la actividad de búsqueda, exploración y todas las tareas asociadas a la sísmica para aprovechar los buenos meses que se avecinan, a la luz de los reportes de la Organización de Países Petroleros, Opep, que plantean el advenimiento de una nueva bonanza. El cartel del petróleo subió las previsión sobre la demanda mundial de crudo en 2018 al situarla en 98,60 millones de barriles diarios, una cifra supone un incremento de 90.000 barriles diarios respecto a lo calculado hace un mes, todo gracias a la “positiva perspectiva económica”. Así las cosas, el consumo de petróleo superará este año en 1,59 millones de barriles diarios (1,64%) al de 2017. La Opep basa su informe en “el aumento de las actividades económicas a nivel mundial; el incremento del uso de combustible en el sector del transporte impulsado por las crecientes ventas de vehículos en Estados Unidos, China e India, y los proyectos expansivos en el sector petroquímico”. Hay un hecho indiscutible y es el aumento del consumo de crudo entre 2015 y 2017 que alcanzó cinco millones de barriles diarios, desde la caída de los precios del crudo que tanto impactó en las cifras fiscales del país y en especial de la principal empresa, Ecopetrol.

En el mediano plazo se observa una buena demanda y unos buenos precios, dado el compromiso -hasta ahora seguro- de los diez países de la Opep, más Rusia, de mantener limitada su producción hasta finales de este año; aunque no se sabe cuál será la reacción del “contra cartel” compuesto por Estados Unidos, Canadá, Brasil y Reino Unido que tienen la capacidad de mover sus fichas e inundar el mercado de petróleo, llevando al traste nuevamente los precios de los combustibles. La paradoja para el sector petrolero colombiano es justamente esa: ver cómo los precios aumentan por unos meses; experimentar una baja producción diaria que no llega a un millón; y finalmente mirar desde la barrera cómo es un convidado de piedra a un multilateralismo atomizado en donde somos un país pasivo frente a lo que ocurre, no obstante conociendo de primera mano que somos altamente dependientes de las ventas de petróleo, que dicho sea de paso es el producto que acomoda un eventual superávit comercial y que es el único que aporta buenas regalías.

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