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El presidente argentino, Javier Milei, dice en Davos que los líderes de Occidente están “cooptados por una visión del mundo que conduce al socialismo y a la pobreza”
El Foro Económico Mundial que se realiza en Davos, Suiza, ha estado cargado de más noticias que nunca, no solo por la presencia del presidente colombiano, Gustavo Petro, quien habló y participó en sendos paneles sobre el futuro de la Amazonía y la cooperación internacional, sino también porque es la primera vez que el mandatario colombiano alterna con su homólogo argentino, Javier Milei, los dos en orillas bien antagónicas en materia de economía y de ciencia política.
Es muy necesario que los líderes mundiales participen en este tipo de escenarios y que Colombia esté bien representado, lo discutible es el monto de la inversión pública que se haga para tal efecto. Esta vez ha sido noticia el discurso de Milei, no solo por su denuncia, sino porque emplaza a los empresarios para que no bajen la guardia en la construcción económica y no se minimice el valor que tienen para las sociedades.
Ha dicho Milei que el “capitalismo de libre empresa, como sistema económico, es la única herramienta que tenemos para terminar con el hambre, la indigencia y la pobreza a lo largo y lo ancho de todo el planeta”. Defiende que el capitalismo se trata de un sistema político y económico “justo y moralmente superior”, ya que su implementación llevó al mundo actual a ser “más rico, libre, pacífico y próspero que en cualquier otro momento de la historia”. Pero hay presuntos efectos de la justicia social: “es injusta porque el Estado se financia a través de impuestos y los impuestos se cobran de manera coactiva, ¿o acaso alguno de nosotros puede decir que paga los impuestos de manera voluntaria? (...) A mayor carga impositiva, mayor es la coacción y menor es la libertad”.
Destacó a los “empresarios exitosos” como “benefactores sociales” y “héroes” ya que, “lejos de apropiarse de la riqueza ajena, contribuyen al bienestar general (...) Este es el modelo que nosotros estamos proponiendo para la Argentina del futuro. Un modelo basado en los principios fundamentales del libertarismo: la defensa de la vida, de la libertad y de la propiedad”. Las palabras del líder argentino caen en contravía en un foro económico siempre marcado por la insistencia en la justicia social.
“Occidente está en peligro porque sus líderes sostienen una visión del mundo que conduce al socialismo y, en consecuencia, a la pobreza; la libertad es la llave de la prosperidad (...) La perjudicial intervención del Estado ha hecho de Argentina un ejemplo de cómo los experimentos colectivistas nunca son la solución (...) Estamos acá para decirles que los experimentos colectivistas nunca son la solución a los problemas que aquejan a los ciudadanos del mundo, sino que, por el contrario, son su causa: nadie mejor que nosotros los argentinos para dar testimonio de esto (...) Los principales líderes del mundo occidental han abandonado el modelo de la libertad por distintas versiones de lo que llamamos colectivismo”.
Duras palabras, pero reales en un escenario en donde los líderes mundiales acuden a darse golpes de pecho y a elaborar proyectos y programas que nunca se finalizan. Sin duda lo de mayor eco es plantear que los “empresarios exitosos son benefactores sociales y héroes, que lejos de apropiarse de la riqueza ajena, contribuyen al bienestar general", toda una afirmación que cae como anillo al dedo contra la creciente pugnacidad latinoamericana contra el sector productivo.
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