Internet, frente de batalla y las trincheras rusas

Pocas semanas antes de que comenzara la pandemia a finales de 2019, que literalmente encerró al mundo e hizo que la economía entrara en recesión, en Rusia se discutía un tema bien espinoso para los países de occidente, una ley que definía el internet soberano que entró en vigor sin que se pusieran en duda los poderes que le otorgaba al gobierno para controlar y restringir el acceso a la red, el objetivo no era distinto a brindar ciberseguridad al país y a sus aliados; la norma tiene un alcance sensible como es apagar las conexiones a internet dentro de Rusia o a la red mundial, si se declara una emergencia social o militar como la que en este momento está ocurriendo en Ucrania.

Eran los primeros pasos para darle un escudo de protección al país si hay una ciberguerra, tal como puede ocurrir en las próximas semanas si el conflicto en esa parte de Europa involucra más países, arrecia y se hacen efectivas las sanciones financieras y económicas. Vladímir Putin ha desarrollado una poderosa empresa estatal de control de medios de comunicación, Roskomnadzor, que no necesita autorizaciones judiciales ni contactar a los proveedores de telecomunicaciones para bloquear cualquier contenido de internet que considere sospechoso, según lo describe la BBC de Londres, que además advierte que ese país está en capacidad de cortar completamente las conexiones de Rusia a la web mundial.

Por ahora, las primeras fotos y videos de la toma de Ucrania son muy similares a las de otras guerras, pero tras este telón bélico tradicional esconden realidades mucho más perturbadoras como es que Rusia active sus “batallones de hacker” para debilitar a los aliados de occidente. Es un hecho que el conflicto se va a trasladar a la banca digital, a las redes sociales y a los medios de comunicación y que muchos países no están en la más mínima capacidad de atender una emergencia de este tipo, de la misma manera que sobrevino el covid-19, un hecho factible de identificar, pero al que no se veía como una realidad inmediata. Rápidamente el novísimo conflicto se va a trasladar a internet y el mundo digital. Rusia estaba regulando las divisas digitales en su territorio porque cada vez más de sus habitantes cobran su salario por este medio, algo que simplemente se dejó de hacer abriendo la puerta a una Caja de Pandora, para la cual el mundo financiero no está preparado.

Las criptomonedas facilitan evadir las sanciones económicas impuestas por occidente, tal como sucede con el narcotráfico, las armas o la prostitución. Es un hecho que las entidades y empresas rusas están utilizando los activos digitales para eludir el sistema financiero dolarizado y controlado por bancos centrales para realizar transferencias internacionales de dinero. Casi 20 millones de rusos usan criptomonedas 12% de la población total, cifra que aumentaría si las sanciones económicas se hacen realidad. La otra arista tiene que ver con la capacidad destructiva y de injerencia social de los hackers, muchos alojados en su territorio y en varias ciudades de Estados Unidos y de Europa, pues para nadie es un secreto que Rusia es una potencia en este sector, fortaleza que ha venido usando para avanzar en el objetivo de Putin de revivir la extinta Unión Soviética. Puede ser este el primer conflicto que ponga al descubierto qué tan preparados están los países para meterse en una ciberguerra.