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Solo llegan nubarrones para la economía global que sigue pendiente de la recesión brasileña y del bajón de crecimiento de China.
El club de los 44 países de las buenas prácticas económicas y del cual hará parte Colombia próximamente, la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (Ocde), recortó la previsión de crecimiento global de 3,1% a 3% para este 2015, lo que significa que será el quinto año consecutivo de desaceleración económica. Los problemas de crecimiento acentuados de países emergentes como China y Brasil, han llevado al organismo a titular su informe mensual “Enigmas e incertidumbres”, en el cual explica las razones para revisar nuevamente el PIB mundial a la baja.
Para el nuevo año, 2016, la Ocde habla de un crecimiento cercano a 3,6% frente a un 3,8% plasmado su informe anterior. La organización concluye su prospectiva afirmando que “la continuidad de las políticas de estímulo adoptadas para salir de la crisis de 2008 garantizaron el respaldo a la demanda global, pero la causa de las diferentes combinaciones, como la recuperación prosiguió bien en algunas economías avanzadas, en tanto que la demanda se debilitó en muchos emergentes”. Los datos se difunden antes de la que Reserva Federal de a conocer su decisión de mantener las tasas en sus mínimos históricos o aumentarlas, una jugada financiera global que llevaría al traste la recuperación de varios países.
El informe analiza el crecimiento de China para este año y lo ubica alrededor de 6,7%, uno de los más bajos de la historia reciente, un escenario que obligará al segundo motor de la economía global a inyectar nuevos recursos a su mercado. Frente al caso de Brasil, el informe prevé un decrecimiento de 2,8% en 2015 y de 0,7% en 2016. El problema a los ojos de la Ocde, es que en Brasil y Rusia sus recesiones se mezclan con altas inflaciones, un coctail peligroso para la pronta recuperación.
Si miramos este entorno internacional lo más probable es que la Junta Directiva del Banco de la República asuma un nuevo rol en esta coyuntura adversa a la cual no se había enfrentado antes: alta inflación, revisión a la baja del crecimiento local y mundial y un escenario de eventuales tasas altas en los mercados desarrollados. Está claro que el papel del Emisor se está poniendo a prueba en estas dos semanas venideras, pues en sus manos está el control del rebrote inflacionario, la disparada del precio del dólar y la estabilidad de las tasas de intervención. Es mediocre decirlo, pero el crecimiento proyectado para este año de alrededor de 3%, si bien es muy pobre, sigue siendo líder en la región y es un mensaje de solidez a pesar de la adversidad que envía Colombia a los inversionistas.
Colombia no ha medido bien el impacto que pueda tener en nuestra economía una descolgada duradera de la economía brasileña y china y las consecuencias que esta situación pueda tener en el comercio binacional y en la región, bastante dependiente de los emergentes.
El Estado colombiano es subsidiador desde hace mucho tiempo, sin convertirse aún en asistencialista, es necesario que Planeación Nacional revise y cuantifique lo que hoy se tiene
Hoy más que nunca la institucionalidad es la garante del funcionamiento del Estado, y es la Corte Constitucional, quien tiene la última palabra en las iniciativas de cambio económico
La Productividad fue -1%, una cifra reveladora que habla del escaso crecimiento del país, por tanto hay que pegarse del dato por hora, de 0,76%, para que el alza del mínimo sea más real