En medio de las lluvias no se habla de El Niño

Las autoridades energéticas colombianas aún no han aclarado, con suficiencia científica, las razones subyacentes de suspender las exportaciones de gas a Venezuela. Para algunos expertos se trata de un castigo silencioso por la moratoria en los pagos del combustible, mientras que la versión oficial dice que el objetivo es establecer una contingencia ante un eventual fenómeno de El Niño que toca a las puertas de América Latina. Es un hecho que los agricultores y ganaderos están muy preocupados por la pocas lluvias caídas en abril pasado y los alarmantes pronósticos climáticos para el segundo semestre, que hablan de un largo verano hasta bien entrado el primer trimestre de 2015. Por donde se mire e investigue, se encuentran elementos elocuentes de la entrada de una larga temporada seca y las consecuencias que traerá para la generación de energía y la producción de alimentos. Pero pese al sobre-diagnóstico de la situación, no hay un plan macro sobre cómo se va a manejar el problema por parte de las autoridades nacionales, regionales y locales.

Vamos por partes. La variación de precios del pasado abril fue alta y la inflación anualizada ya toca la meta planteada por el Banco de la República de 3%. El sector que más creció fueron los alimentos en particular legumbres, tubérculos, lácteos y carnes. Si a esta tendencia se le suma las protestas campesinas, que de una u otra manera le pasarán la cuenta de cobro a los suministros, todo parece indicar que también tendremos un mayo costoso. Ahora bien, los precios de los alimentos pesan en la canasta familiar, pero en los costos de producción manufacturera e industrial el precio de la energía es una carga alta. Si la generación de electricidad sube, tal vez la terminen pagando los consumidores y ese inusitado rebrote inflacionario sea una constante hacia final del año. Una pésima noticia para los colombianos quienes disfrutaban de una estabilidad de los precios.

Es un imperativo, igualmente, que las autoridades  tomen el toro por los cuernos y le presenten al país un plan para enfrentar al fenómeno de El Niño, antes de que sea tarde. Es cierto que nadie le creerá al tema en pleno mayo lluvioso, pero serían una postura seria que trascienda cualquier tipo de oportunismos electorales. Las encuestas arrojan resultados interesantes, por ejemplo, que para los colombianos el tema de la guerra ya está en un tercer lugar de prioridad, eso es bueno pues el accionar del conflicto ha menguado, pero a cambio le preocupa la situación económica el manejo de los precios, la pobreza, el desempleo y la calidad de vida. Y un Niño largo que se lleve el segundo semestre de este 2014 y parte de 2015, le pagará directamente a estas sensaciones sociales activando una verdadera percepción de que las cosas van por mal camino. Creemos que a El Niño se le debe poner todo el cuidado.