El reacomodo laboral de las tecnológicas

Desde el segundo semestre del año pasado, la noticia en la prensa financiera, empresarial y de negocios de todo el mundo, tiene que ver con los permanentes despidos de empleados. Ayer la protagonista fue Microsoft, que anunció que “planea eliminar 10.000 puestos de trabajo, o alrededor de 5% de su fuerza laboral este año, en una medida que busca hacer frente a un panorama cada vez más sombrío”.

El costo de los despidos será de US$1.200 millones en el segundo trimestre y se da en medio de una incipiente recesión en los mercados más demandantes de nuevas tecnologías. Ya había sucedido lo mismo con Amazon, Meta, Twitter, Netflix y Spotify, entre otras compañías no menos importantes que han realizado despidos masivos de personal en los últimos meses. Mucho tiene que ver con el panorama económico y el crecimiento acelerado del sector en los últimos dos años en medio de la pandemia de covid-19, lo que generó, a los ojos de los analistas, “una tormenta perfecta en una industria que parecía inmune a este tipo de movimientos laborales”.

El año pasado cerró con recortes de personal en 795 empresas multinacionales de servicios tecnológicos, lo que sumaba más de 125.000 empleados en diferentes países. Son tres los factores que explican la situación: el primero tiene que ver con el regreso de la normalidad después de la pandemia, lo que llevó a una mejor demanda de entretenimiento como el streaming que había tenido un fuerte crecimiento entre 2019 y 2022; el segundo factor tiene que ver con la misma coyuntura social de trabajo remoto y homeworking, tiempo marcado por la explosión del negocio del delivery, las empresas de entregas de productos y mercancía, más las de logística, tuvieron un largo agosto durante el que crecieron, en medio de unas condiciones especiales, pero no pudieron reacomodarse durante la actual vuelta a la normalidad.

Y el tercer factor es la gran competencia global en la alta tecnología; jugadores tradicionales en el Silicom Valley no han sabido hacer la reingeniería adecuada para enfrentar a compañías similares de India, Taiwán, China y Corea del Sur. La competencia que enfrentan las grandes tecnológicas de pequeñas startups no se había visto, una frenética batalla también afectada por una suerte de cuarto factor, los costos y la confianza en nuevas empresas que prestan los mismos servicios o venden las mismas soluciones tecnológicas. El sector tecnológico enfrenta un cambio de época, de renovación de consumidores, de reinvención de la confianza corporativa por sus servicios y la globalización en marcha; hoy es frecuente ver cómo compañías tecnológicas indias, coreanas o taiwanesas se posesionan en mercados dominados por décadas por las empresas estadounidenses, como es el caso de Europa o de emergentes como Brasil o Turquía.

En tiempos de Foro Económico de Davos, bien vale la pena traer a colación que el mundo pisa fuerte en la cuarta revolución industrial marcada por el internet de las cosas, las comunicaciones y la informática 5.0, momento en el que el tamaño sí importa para moverse más rápido, crecimientos inorgánicos, más eficiencias con los clientes que pagan las facturas, pero sobre todo saber cómo está cambiando el consumidor. Obviamente, está claro que este 2023, que ya comenzó con frenesí, estará marcado por la recesión y los despidos en todos los sectores.