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Evolución del salario mínimo en Colombia
EDITORIAL

El mínimo debe ser justo... con todos

lunes, 10 de noviembre de 2025

Evolución del salario mínimo en Colombia

Foto: Gráfico LR

Detrás de un salario hay un empleador que debe remunerar un trabajo y garantizar el pago con todas las de la ley, su incremento debe ser justo con todos los actores

Editorial

El ministro del Interior, Armando Benedetti, quien nada tiene que ver con el manejo económico del Gobierno Nacional, ya le puso cantidad al salario mínimo para el nuevo año: $1.800.000, dijo, sin ningún tipo de responsabilidad, soporte financiero, estudio académico en los que base su anuncio, solo lanzó unas palabras al aire para generar un ruido electoral, dividir a la gente entre empleadores y empleados, además de atacar al sector productivo que paga impuestos y genera empleo formal.

La norma dicta que en Colombia el salario mínimo se negocie en una comisión tripartita conformada por los trabajadores representados por los sindicatos; los empresarios delegan en los gremios económicos, ambos bandos bajo la observación de los ministerios de Trabajo y Hacienda.

¿Qué miran o analizan para sacar la cifra del incremento? Dicha comisión, que solo se reúne después de entrado diciembre, revisa la inflación causada mirando el comportamiento, la tendencia de los datos a noviembre; el costo de vida esperado, con base en los estudios del Banco de la República y la cifra de productividad que libera el Dane, articulada con fórmulas econométricas, fundamentada en el Indicador de Seguimiento de la Economía, que al final dicta el crecimiento del PIB, entre otros elementos.

Lo cierto es que la pugnacidad política y el ambiente electoral han sentenciado la discusión del salario mínimo que es usada para fines politiqueros y populistas.

Casi toda la población económicamente activa, además de los jubilados, tiene que ver con el salario mínimo por medio de los empleos que contratan, las multas que pagan, y por supuesto, el pago de la canasta familiar. Casi todo está tasado en salarios mínimos y es irresponsable mirar este monto sólo desde los 11 millones de empleados que lo ganan, pues afecta todo, incluso la fuerza invisible de la competitividad nacional cuando esto se lleva a dólares y se compara con los de países que compiten en los productos como el café, las frutas y las manufacturas que desde Colombia se exportan.

La discusión del mínimo no debe politizarse, ni mucho menos ser decretada por el Gobierno Nacional de turno, debe reinventarse, actualizarse y hacerse en un momento distinto del año. ¡Claro que todo el mundo quiere más salario! ¿Pero cuál es la cifra adecuada? ¿Hay diferencias entre los sectores económicos? ¿En todas las regiones se debe pagar lo mismo? ¿Debe ser mensual o por horas? ¿Cobija a todos los contratos? ¿Puede haber un pacto salarial a largo plazo? ¿Qué papel debe jugar el costo de vida en la remuneración? Son docenas de preguntas que están en manos del Dane, del Banco de la República, del Congreso de la República y de los centros de investigación académica más las universidades y les toca responderlas.

En Colombia se ha perdido la seriedad académica y el rigor político-económico a la hora de discutir el salario mínimo porque los actores se han politizado y empleados y empleadores no han sido sensibilizados sobre esta acción económica que no es de política pública, tal como lo ha querido presentar el Ministro del Interior. Incluso el mismo premio Nobel de Economía 2021, David Card, se ha retractado de sus viejos estudios donde concluía que los incrementos salariales no eran inflacionarios, ha dicho cada país y cada momento tienen sus propias dinámicas económicas.

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