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EDITORIAL

El día de la marmota y el Bitcoin

martes, 6 de febrero de 2018

Una nueva jornada negra para el Bitcoin, ya ha perdido 51% desde que comenzó el año, pero aún hay inversionistas que siguen empujando compradores

Editorial

Nada bien arrancó el año para los ingenuos que le apostaron a cambiar pesos, dólares o euros por unidades de Bitcoin. La criptomoneda más popular ha perdido en lo corrido del año 51%. Valga la pena recordar que en noviembre del año pasado la moneda virtual alcanzó la cifra de US$19.499 y según los datos de los mercados de ayer, cerró en US$7.239,52, registrando pérdidas enormes para quienes se montaron en un negocio aún muy incierto.

Algo parecido hay entre quienes llevan sus inversiones a Bitcoin -en tiempos de modas y tendencias- y los que esperan el día de la marmota para saber cuánto tiempo tardará en llegar la primavera. Por supuesto hablamos de los países en donde hay estaciones y se espera con ansias la llegada del calor; cosa que aquí en el trópico no sucede, pues pasamos de meses de muchas lluvias a semanas soleadas sin mayores cambios. El día de la marmota se celebraba en varios pueblos de Estados Unidos a principios de febrero, entre el solsticio y el equinoccio. La tradición consiste es esperar que una marmota salga de su lugar de hibernación y mirar su comportamiento ante las sombras que deja el tenue sol; si regresa rápido a su guarida, el invierno durará varias semanas más, si olfatea un poco y aguanta fuera, la primavera vendrá más pronto.

Quienes compraron Bitcoin al final de año pasado, esperando a ser millonarios en enero, cometieron un grave error de realidad versus virtualidad, porque hoy la moneda virtual es víctima de su propio invento, pretender ganar miles y miles de adeptos que no hacen preguntas básicas sobre una inversión, como es preguntar para dónde se fueron sus dólares, euros o pesos cambiados por rastros virtuales. Las oficinas públicas de control y vigilancia de varios de los países en donde se habían albergado focos de la divisa virtual, empezaron a reglamentar sus movimientos para evitar que se formara una burbuja más grande de repercusiones mundiales y sin responsables a la vista, pues al fin y al cabo, los inversionistas son de carne y hueso y viven en naciones con leyes, y algún gobierno debe proteger sus intereses. Es más: la misma red social Facebook, dejó de pasar publicidad alentando a sus usuarios a invertir en Bitcoin.

No es que la idea o el camino de las criptomonedas sea errado o carezca de futuro, en pocos años los mismos bancos tradicionales y vigilados irán migrando a estos sistemas virtuales, pero bajo la vigilancia de las superintendencias o entidades regulatorias, pero no se puede esperar que esta revolución monetaria que irremediablemente sepultará a la moneda corriente, aparezca por generación espontánea.

Hay mucha gente, especialmente en países como Corea del Sur, Japón y EE.UU., que perdieron mucho dinero por dejarse llevar de una moda que no logró volverse una tendencia; y ojalá en Colombia las autoridades no dejen que esta moda crezca y los ponga en aprietos, pues para nadie es un secreto que el lavado de dinero que abunda en nuestro país busca con afán nuevos medios para meter el dinero producto del narcotráfico al torrente monetario. Si en esos países desarrollados las autoridades actuaron por responsabilidad, aquí se debe reglamentar por seguridad. Vivimos una época en la que hay sistemas satelitales meteorológicos que bien pueden reemplazar la parábola de la marmota, y en las finanzas y flujo de dinero no se puede caer en modas sin mucho soporte real. Hasta ahora, siempre es bueno poder ver y ojalá tocar las inversiones.

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