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EDITORIAL

El cierre del año del Gobierno

sábado, 14 de diciembre de 2013
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Para los empresarios, el Presidente va bien, la economía mejor, pero hay funcionarios de funcionarios.

Este 2013 que llega a su final representa para el Gobierno de Juan Manuel Santos un momento de quiebre en lo que tiene que ver con su primer mandato. Justamente eso. Su primer mandato. Porque hace pocas semanas decidió optar por la alternativa que le brinda la Constitución de hacerse reelegir para una segunda administración. Tal como van las cosas y mirando las prospectivas que nos brindan los estudios de opinión pública, en términos de favorabilidad política e intensión de voto, así será. Es muy factible que Santos tenga otra oportunidad para redondear la tarea que emprendió en 2010 y dejar al país en otro nivel de desarrollo.

Pero para lograrlo debe rediseñar algunas tareas pendientes y recomponer las piezas débiles de su equipo. Le pedimos a dos centenares de empresarios en todo el país que calificaran la gestión de los altos funcionarios para saber de primera mano cómo juzgan los responsables de generar empleo, producir y exportar, a quienes diseñan y aplican políticas públicas. Estamos convencidos (por chocante que parezca una calificación) que lo que no se mide, no se desarrolla. Hay muchos funcionarios que viven en urnas de cristal hechas a su medida, con espejos que les muestran una realidad distinta a la que viven el resto de los colombianos, y lo que es peor, no obtienen la retroalimentación necesaria para enderezar sus acciones.

El promedio es malo, tres sobre cinco, pero si analizamos uno a uno, vemos que hay funcionarios que se han convertido en males crónicos, duros de sacar por razones que solo el Primer Mandatario conoce. El mismo Presidente es calificado por los empresarios con 3,4, una nota media en todo el grupo a tres años de Gobierno y en plena campaña electoral en donde las críticas arrecian. Hay funcionarios de cuatro y de 3,8 que hablan muy bien de sus tareas y deben ser tenidos en cuenta. Pero hay unos de notas de dos que no arrancaron ni arrancarán y que le rebajan la percepción del buen Gobierno en términos económicos y de ambición por lograr la paz, que tal como lo dice Santos, es la seguridad definitiva. Los empresarios, en general, apoyan el proceso de paz que poco a poco se configura como una realidad a pesar de los palos en la rueda de opositores, incluso al interior de las misma institucionalidad.

Y no solo los empresarios ponen calificaciones a los servidores de alto rango, los funcionarios más comprometidos también se autoevalúan dando muestras de su compromiso con las tareas asignadas. Otros no lo hacen bajo la excusa de que llevan muy poco tiempo en el cargo. Y tienen razón. Siempre habrá uno que otro al que lo acompañan los malos resultados que prefiere pasar la página y dejar que sus acciones los califiquen. En definitiva, un buen año para el Gobierno y mucho optimismo para 2014.

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