El Emisor bajó las tasas de intervención, decisión que no tiene consecuencias inmediatas en consumo ni en construcción
La Junta del Banco de la República en su primera reunión del año intervino las tasas de interés del sistema financiero y adoptó una serie de medidas bajo dos ópticas: la primera fue incentivar a la economía con dinero menos costoso para que retome la dinámica y no pierda crecimiento como sucedió en el tercer trimestre del año pasado; al tiempo que decidió comprar más dólares para subir un poco el precio de la divisa estadounidense para ayudarle a los exportadores. En la misma jugada, le solicitó a Ecopetrol hacer varias de sus operaciones de financiamiento en pesos para no traer más dólares, que llegan en cantidades peligrosas gracias a la inversión extranjera en el sector minero. Todo un verdadero arsenal de medidas que buscan que los colombianos consuman un poco más y que los empresario que venden sus productos en el exterior puedan tener mayores ingresos y generar puestos de trabajo formales gracias al aprovechamiento de los tratados de libre comercio firmados en año pasado.
En pocas palabras, este enero que ya llega a su final, cierra con broche de oro en materia de medidas económicas. Ahora solo falta mirar cómo serán asimiladas todas estas acciones del Banco de la República en el mercado. Y en el impacto de las decisiones la Superintendencia Financiera tiene mucho que hacer. Por ejemplo, debe trabajar más con los bancos para ponerle fin a la llamada tasa de usura que se pone oficialmente y hace que los actores del sistema financiero se cuelguen del precio más alto en lo que tiene que ver con las tasas para las compras con tarjeta de crédito. Una tasa superior al 31% es verdaderamente superior y golpea el ánimo de cualquier comprador a la hora de tomar una decisión de consumo suntuoso.
Si la tasa de usura se deja libre habrá bancos formales, respaldados y profesionales en sus labores que subirán las tasas de riesgo por encima de ese 31%, pero al mismo tiempo le romperán el espinazo a los préstamos ‘gota a gota’ y a los verdaderos usureros que tienen capturado el préstamo de dinero en el sector informal. La tasa de usura es uno de esos lunares que tiene la economía y que daña al consumidor de alto poder adquisitivo y a los de menores ingresos, pues se opone a su bancarización. El precio del dinero se debe pagar de acuerdo con el riesgo que se toma con un préstamo. Los bancos extranjeros que han llegado a Colombia son amigos de quitar la llamada tasa de usura para que más colombianos puedan empezar a financiarse a través de la banca establecida formalmente.
El dinero sí está más barato que el año pasado, pero el consumidor todavía no lo siente porque las decisiones tomadas por el Emisor tienen un gen reactivo más que proactivo. No solo se deben tocar las tasas cuando el crecimiento cae como sucedió en septiembre, sino cuando la economía va por buen camino