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EDITORIAL

Cuidado con caer en la “trampa de la liquidez”

jueves, 28 de mayo de 2020

Hay situaciones en las que la política monetaria no logra estimular la inversión y el consumo con tasas muy bajas porque la gente guarda el dinero barato para el futuro

Editorial

La Junta Directiva del Banco de la República se reúne para revisar las tasas de interés luego de que hace solo un mes las bajara a 3,25%, no solo una de las rebajas más grandes de la historia reciente, sino uno de los tipos más bajos en los últimos años, máxime si se tiene en cuenta que el Índice de Precios al Consumidor dicta que la inflación anualizada ronda 3,51%; lo que no es otra cosa que el dinero está más barato que el costo de vida.

Una paradoja interesante que podría leerse como un dinamizador de la economía en tiempos en los que se clama liquidez, créditos blandos y facilidades crediticias; pero no siempre sucede lo que se quiere con la política monetaria y puede ocurrir un “efecto cobra”, es decir que pase exactamente lo contrario a lo esperado con estas intervenciones del mercado.

El cuento del “efecto cobra” data de cuando los ingleses estaban por conquistar la India y se enfrentaban a una plaga de serpientes cobra que no solo diezmaba sus tropas, sino que las atemorizaba. Eran tiempos cuando la economía irrumpía con fuerza en las decisiones de guerra y los asesores del ejército británico decidieron pagar un incentivo monetario a los indios para que cazaran cobras, una suerte de una moneda por cada cabeza; con el paso de los meses la medida se convirtió en un gran negocio que desarrolló serpentario y en lugar de disminuir aumentaron, es decir causaron el efecto contrario.

Algo parecido sucede con el concepto de “trampa de liquidez”, que es originario de John Maynard Keynes, muy popular por estos días que se le pide a gritos al Estado que inyecte dinero para reactivar la economía. El también economista inglés identificó situaciones económicas en las que la política monetaria se vuelve todo un placebo, es decir, es ineficiente para estimular la inversión y el consumo con el fin de reactivar una economía que cotiza a la baja, tal como sucede en este momento en Colombia.

Cuando el Banco de la República reduce sus tasas de intervención en el mercado muy cerca de 0%, por mucho que aumente la oferta monetaria inyectándole dinero, no sucede nada porque que el apetito por la plata se vuelve completamente elástico respecto al tipo de interés y pierde toda su efectividad dado que el consumidor y el inversionista piensan que en el futuro van a subir y atesoran o ahorran dinero barato a la espera de tiempos normales cuando la normalidad haya regresado.

Gran parte de responsabilidad de caer en una “trampa de liquidez” ocurre cuando el Emisor baja tasas al sistema financiero y éste a su vez decide usar ese dinero barato para invertir en TES o tenerlo guardado para prestarlo caro en el futuro, como si fueran casas de cambio cuya fórmula es comprar dólares baratos para luego venderlos caros. Los bancos en esa situación se guardan la plata, no la invierten ni la prestan, por lo tanto, la liquidez es alta, pero no circula.

Este argumento le sirve a Keynes para proponer como antídoto a la “trampa” una política fiscal expansiva que aumente el gasto público y estimule directamente el PIB y el empleo. Otros más modernos y temerarios piensan que una solución para ese tipo de situaciones es dejar que la inflación suba. Colombia está lejos de esta situación, pero la presión con desconocimiento que se ejerce sobre la Junta del Emisor hará que bajen más tasas sin medir las consecuencias, que pueden ser nefastas para la economía.

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