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Colombia tiene que aprender a convivir con el covid-19, el aislamiento y la cuarentena solo son fases de concientización social, pretender vivir encerrados puede ser una solución fatal
Las ideas al igual que la economía solo prosperan en sociedades abiertas y comunicadas, la hipótesis es de fácil comprobación cuando se mira el desarrollo científico de las regiones. Dice Xavier Sala i Martín en su libro “La invasión de los robots” (Penguin, 2019) que a lo largo de la historia de la humanidad, las sociedades que han estado mejor comunicadas han progresado con mayor rapidez.
Un buen ejemplo de ello es el “experimento” que tuvo lugar de manera natural al final de la última glaciación. Hace unos 12.000 años el calentamiento derritió gran parte del hielo que llevaba cubriendo la Tierra por mucho tiempo y el agua, producto del deshielo, fue a parar al mar. A causa de ello, grupos humanos que vivían en América quedaron aislados, al igual de los que estaban en Australia y las islas del Pacífico, simplemente perdieron el contacto e inventos como la rueda nunca llegaron a estas regiones.
Cosa similar pasa en países totalitarios como Corea del Norte o Cuba en este momento que son controlados por gobiernos comunistas que les censuran toda idea externa y cualquier manera de comercio, generando pobreza, desconexión e involución social. La globalización bien entendida es la mejor manera de llevar desarrollo a todos los rincones, al socializar ideas de éxito, inventos y tecnología.
Con el covid-19 se han vuelto a escuchar ideas de proteccionismo a ultranza y cierre de fronteras, es más, en algunos países ha proliferado el nacionalismo y su consecuencia más dañina la xenofobia. En los microsucesos cotidianos se ven casos de denuncias de vendedores ambulantes, personajes extraños y movimientos no frecuentes de personas en los barrios de distintas ciudades. Hay pueblos en Colombia en donde se han montado retenes de ciudadanos que hacen cumplir la norma de la cuarentena a rajatabla e incluso impiden comerciar productos de origen de otras regiones. Todo por la supuesta salud de las comunidades.
Todo esto está bien en una primera fase para atender el contagio, pero es peligroso que el aislamiento se convierta en el único remedio contra el coronavirus porque eso se puede convertir en un mal superior que la misma enfermedad. Es un contrasentido, pero puede suceder que haya pueblos y ciudades enteros sin un contagio a donde el virus no llegó, pero de la misma manera destruyeron la economía, mediocrizaron la educación y retardaron las obras de desarrollo regional que elevarían su progreso, solo basta con mirar el caso del Túnel de La Línea y el metro de Bogotá, parados hasta nueva orden.
Hay muchas personas vendiendo miedo porque solo cultivando el caos, sus ideas populistas prosperan y ganan seguidores. De nada vale que se reporten cero casos en sociedades aisladas, pero de la misma manera también se anuncien comercios cerrados, más pobres, desempleo y precariedad en su salud y educación.
Colombia no se puede sentar a esperar el desarrollo de una vacuna, que solo llegará en 12, 18 o 24 meses apurando su proceso, con el detalle que eso sucede en universos en donde no se tienen influencia; el país debe aprender a convivir con este virus, tal como se convive con otros flagelos sin solución y cada individuo debe ser responsable por su cuidado. La violencia nacional sigue acabando con más vidas que el mismo covid-19 y protegernos es cuestión personal, no colectiva, a nos ser que se genere una verdadera debacle.
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