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EDITORIAL

Codirectores técnicos, no políticos

martes, 15 de enero de 2013
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Santos debe preservar el carácter técnico y la independencia del Emisor, llevando a la junta académicos probos

Santos debe preservar el carácter técnico y la independencia del Emisor, llevando a la junta académicos probos

El Banco de la República es una de las instituciones más prestigiosas de Colombia, no solo por su probidad técnica y académica en la intervención de la economía, sino por su labor en el campo cultural. El Emisor o el banco central es una garantía de lucha constitucional en contra de la inflación o el mantenimiento del poder adquisitivo de los colombianos, y desde 1991, incluso antes cuando existía la junta monetaria, la institución es piedra fundamental del desarrollo.
Pero eso no siempre ha sido así. Algunos de los gobernantes de turno de la historia muy reciente han querido intervenir las decisiones del Banco, incluso dictarles al oído qué deben hacer con el precio del dólar o tramitar los intereses de banqueros comerciales o exportadores. Para nadie es un secreto que el Emisor es el objeto de un gobernante populista que quiere administrar a su antojo la máquina de fabricar dinero para financiar sus intereses.
No ha sido frecuente, pero al Banco han llegado codirectores que son políticos y no técnicos, que obedecen a intereses de congresistas, gremios o del mismo Gobierno central. Por fortuna, el Banco es una entidad bien fundamentada que no se ha dejado manosear  y los ha mantenido a raya. Ahora que hay dos próximas vacantes en el Emisor, es urgente que el presidente Santos sea fiel a su formación y convicciones económicas y nombre personajes que estén a la altura académica. No es suficiente haber sido directivo gremial, gerente de turno de una empresa o ministro; la formación académica pesa mucho y determina el fundamento de sus estudios en función de las decisiones sobre la moneda o sobre los precios.
La puerta giratoria de los codirectores hacia los gremios económicos, las juntas directivas o las asesorías empresariales, es una mala costumbre, pues puede contaminar muchas acciones de la banca central. No está bien que un codirector salga del Banco y a los pocos meses esté manejado el lobby de un gremio de la producción. Es mejor y más sano para la economía nacional que a la dignidad de codirector del Banco lleguen personas con mucha experiencia en el Ejecutivo, en la empresa privada, en la academia y en la investigación doctoral, para que ese cargo no se convierta en un trampolín para acceder a poderosos y rentables gremios y juntas directivas.
La tecnocracia debe empezar a pesar en la economía colombiana, y el Banco de la República es la institución ideal para preservar este valor de país serio. Por ahora solo hay pequeños lunares en casos muy particulares en la historia reciente del Emisor, pero bien vale la pena alertarle al Presidente que las personas que lleguen a la junta sean respetadas, sin agenda alterna y bien formadas.

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