¿Apurar el TLC con una Europa en recesión?

Mientras Mincomercio anunciaba la firma del TLC con la Unión, las cifras nos mostraban que Europa se sume en la recesión.

La visita de la comitiva presidencial colombiana al Viejo Continente se hace en medio de la peor crisis económica de esa región en su historia reciente. Las calles de Lisboa, Madrid o Atenas se han convertido en verdaderos polvorines sociales como consecuencia de las draconianas medidas que los gobiernos de esos países deben adoptar obligatoriamente para salir del estado de crecimiento nulo, abundante desempleo y unas deudas cabalgantes. La Europa de esta década no es la misma que se pintó con optimismo cuando adoptaron el euro como sistema monetario que unificaría la equidad social en más de 27 países. Las cosas no han salido como se planearon y varias naciones ven cómo sus economías regresan a la recesión sin poco o nada que hacer para evitar estos periodos de letargo.

Ayer se conoció que la economía de la zona euro regresó a la recesión tras la crisis de 2008, con una caída de 0,1% del producto interior bruto, y que los países mediterráneos son los más críticos luego de la puesta en marcha de medidas de austeridad por parte de sus gobiernos. Estar en recesión es juntar dos periodos consecutivos con crecimientos negativos, una situación angustiante para administraciones nacionales agobiadas por las altas tasas de desempleo. Quizá el peor caso es Grecia que ajusta todo un lustro sin crecimiento y con una de las tasas más altas de desempleo en todo el mundo y que ronda el 20%. España lleva menos tiempo sin crecer, pero tiene un desempleo ya crónico que supera el 25%, es decir casi seis millones de españoles son trabajo.

¿Y entonces qué fue a hacer Santos a Portugal si las cosas por allá están tan mal? La respuesta es estratégica, coherente y tiene prospectiva. Tiene que ver con que Europa siempre será Europa, pues la crisis no durará toda la vida. El ingreso per cápita de españoles, portugueses y griegos es casi el triple de los colombianos y sus empresarios quieren invertir en mercados emergentes como mecanismo de protección de sus patrimonios. Dos detalles que le dan la razón al Presidente colombiano para que vaya y busque nuevos negocios en el viejo continente en crisis, pero nunca acabado. Es un buen momento para que Colombia y la Unión Europea firmen un tratado de libre comercio que les permita ayuda mutua con las transacciones de bienes y servicios, de tal manera, que cuando regrese el buen ciclo económico, haya una dinámica y un puente de confianza que nos permita a crecer.

Claro que hay que apurar el tratado de libre comercio con la Unión Europea así esa región del mundo esté en crisis. Que sea este momento y no otro más optimista nos ayuda a posicionarnos en esos mercados de gran poder adquisitivo y buenas inversiones externas. Si no es ahora, la situación podría durar varios años más con graves problemas no previstos.