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EDITORIAL

¿Afecta la deuda externa al crecimiento?

viernes, 22 de septiembre de 2017

No hay una cifra mágica que diga hasta qué porcentaje del PIB es bueno tener deudas, menos aún que las deudas frenen el crecimiento

Editorial

“Deuda externa”, dos palabras que antes espantaban en América Latina, de ingrata recordación para quienes vivieron la economía regional de la década de los 80 y que poco a poco se van olvidando en la cartilla económica, solo hasta que las cifras encienden las alarmas. Miremos el caso colombiano a la luz de las cifras dadas a conocer esta semana por el Banco de la República: según la banca central el saldo de la deuda externa a junio totalizó US$120.741 millones. Cifra que se descompone de la siguiente manera: US$104.073 millones son de largo plazo mientras que US$16.668 millones de corto. El monto corresponde a 39,4% del Producto Interno Bruto, lo que significa que la cifra disminuyó 0,9 puntos, si se tiene en cuenta que en mayo estaba en 40,3%. La deuda privada representa, al primer semestre del año, 16,4% del PIB al llegar a $50.148 millones, la deuda pública va en 23% del PIB, alcanzando los US$70.593 millones. Estas cifras tienen diferentes ópticas; la primera se puede mirar desde la cantidad o bajo filtros cuantitativos. La deuda externa colombiana es la quinta más alta de la región, superada por México (US$180.986 millones); Venezuela (US$132.156 millones); Brasil (US$130.224 millones) y Argentina (US$128.123 millones). Para saber si los montos de deudas deben preocupar se mira desde su peso en el PIB y así evaluar si los compromisos crediticios desbordan la capacidad de pagar. En términos de deuda externa como porcentaje del PIB, el listado cambia radicalmente, según cifras de la Cepal: en Panamá pesa 35%; en Uruguay 28%; en Chile 25%; en Perú 24% y en Venezuela 23%. Las cifras colombianas están a media tabla, lo que no significa que las preocupaciones sean menores, pues las deudas crecen a tasas más altas que las del crecimiento del PIB; para explicarlo con lugares comunes o clichés, “las tasas de la deuda van por ascensor, mientras que el crecimiento por las escaleras”. El punto es que el Gobierno Nacional -a menos de un año de entregar el mando- debe tener en cuenta unos básicos que demuestran que el endeudamiento no puede estar destinado a gastar más en funcionamiento central; más de lo que ingresa a las arcas nacionales por tributos, porque puede poner en aprietos el débil crecimiento registrado en los últimos trimestres. Está demostrado que cuando el porcentaje de deuda de un país es alto, el crecimiento del PIB es lento, máxime si se compara con periodos en los que la deuda es menor. La relación entre deuda y crecimiento económico es un tema de mucha discusión que debe tenerse en cuenta en este momento, para que el gobierno que entre en agosto de 2018 no dicte titulares como “nos dejaron la olla raspada”. Es un hecho comprobado que cuando la deuda bruta (pública y privada) supera 90% del PIB, las tasas medias de crecimiento caen 1%, al mismo tiempo que el crecimiento promedio. Está comprobado que una deuda externa elevada como porcentaje del PIB causa menor crecimiento o al menos hace que sea más lento; no se sabe cuál es el porcentaje de endeudamiento que no representa riesgos para el crecimiento, pero el raciocinio es simple: es como cuando una familia está agobiada por las deudas hipotecarias y de consumo y los ingresos siguen siendo los mismos, allí hay una talanquera para avanzar. Aunque las cosas cambian de una familia a otra, como con los países: EE.UU. y Grecia, son dos de los más endeudados, por encima de 90% del PIB, uno es el motor de la economía mundial y el otro es epicentro de la crisis del euro.

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