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ANALISTAS

Rezar a Santos del cielo y de Bogotá

miércoles, 20 de febrero de 2013
La República Más
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Ojalá que sea verdad y por fin Colombia pueda contar con una buena infraestructura ferroviaria. Así dejaríamos de penar con estas trochas en las que deben circular buses, camiones y automóviles colombianos hacia y desde los principales puertos y aeropuertos del país. Además podríamos competir con las empresas costeras. 

 
Si la iniciativa de revivir el ferrocarril de Antioquia es seria tendríamos una mejor calificación en competitividad, se abaratarían los costos de transporte de mercancías y acercaríamos destinos turísticos o familias de la accidentada geografía colombiana.
 
Ahora que se aproxima la Semana Santa, prometemos encomendarnos a todos los santos o Santos a los que toque rezarles para que se apiaden de nuestras necesidades de movilidad, especialmente de carga, y se tome una decisión política real para echar a andar los rieles del desarrollo patrio.
 
La idea de volver a escuchar el sonido del tren que viene o va hacia el Pacífico, con infraestructura circundando nuestras montañas, ya está sobre la mesa de discusión entre los dirigentes del Occidente y Suroeste antioqueños, pero la idea es que la obra sea vista por sus bondades para todo el país.
 
Esperemos que los empresarios tengan en cuenta que, si bien la inversión en el proyecto es millonaria, la obra es viable y rentable a corto y largo plazo. Si quedan dudas, pues preguntémosle a  quienes ya envían carga entre Buenaventura y Yumbo. ¡Se puede, funciona, es rentable, echemos adelante el proyecto!
 
Rogamos en estas fechas previas a la Semana Mayor para que al proyecto del ferrocarril no le suceda igual que el arranque de las concesiones para las denominadas Autopistas de la Prosperidad o de la Montaña. Llamémoslas como queramos, pero llevemos esos proyectos a buen puerto, el país lo necesita y la competitividad no aguanta más esperas.
 
Si bien para el Ministerio del Transporte las Autopistas de la Prosperidad estarían terminadas en 2014, es imperativo que el país despierte del letargo porque el tren del libre comercio nos está dejando atrás y sin posibilidades de competir. 
 
Una buena competencia empresarial internacional con infraestructura es la que necesitamos para crear empresas y proyectar nuestras industrias ante el mundo, mientras incrementamos las reservas internacionales del fisco.
 
Siempre ha sido urgente, pero hemos dejado para después la tarea de la competitividad e infraestructura. El tiempo es ya y ahora. Hay empresarios que desde Estados Unidos buscan desarrollar franquicias en Colombia, pero de momento la mira esta puesta sobre Barranquilla. Creemos que no por coincidencia.
 
Sencillamente allá en el norte del país está el puerto y no hay que sufrir con las vías montañosas colombianas. Sin vías el interior se queda sin posibilidades.
 
La Cámara de Comercio Colombo Americana y el departamento de Comercio de Estados Unidos buscan proyectos en la Costa Atlántica y así desarrollar franquicias. Sospecho que las costas del norte de Colombia van por delante, porque allá no hay líos para transporte: tienen puerto y aeropuerto, es decir, están hechos.
 
Según el departamento de Comercio de Estados Unidos, tras la aprobación del tratado de libre comercio, TLC, las importaciones desde Estados Unidos, de junio a noviembre de 2012, sumaron US$8 billones; nuestras exportaciones tuvieron buen comportamiento con unos US$11 billones. 
 
Hay mercado, sólo nos faltan mejores vías de infraestructura y que el tren corra libre y pronto.

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