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ANALISTAS

Política vs economía

viernes, 22 de marzo de 2013
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La principal causa de los problemas de deuda soberana, de los déficits fiscales y del estricto control del gasto público en los países desarrollados se debe a que en su momento las decisiones de política económica fueron (o son) tomadas por políticos o por economistas influenciados por la política.

Muchos economistas advirtieron, a principios de la década de los noventa, de los peligros de implementar una unión monetaria entre países con grados de desarrollo y competitividad tan desigual como la que presentaban los futuros miembros de la unión. Sin embargo, las decisiones políticas fueron más fuertes que las advertencias de los economistas.
Se advertía que una unión monetaria es un paso importante en una unión económica plena, pero si a la larga no se implementa una unión fiscal y política plena, entonces la unión monetaria podría socavar la competitividad de los países de la periferia europea. Los políticos en cada uno de los países de la periferia no entendieron que la gran burocracia en sus respectivos países unida a los altos grados de corrupción, llevan a abultados gastos públicos y déficits fiscales, que a la larga van en detrimento de la competitividad de las economías.
Tampoco entendieron que los deficientes nichos burocráticos locales hacían imposible la implementación de políticas fiscales conjuntas y en últimas que la unión política y fiscal requiere que las burocracias locales cedan ante los intereses de la unión para sacar a Europa del hueco fiscal en el que se encuentra.
La unión bancaria que tanto necesita Europa, así como la estricta regulación financiera que se requiere para evitar futuros colapsos financieros, apenas está siendo discutida en Alemania y el Reino Unido, lideradas por Ángela Merkel y David Cámeron. Esta vez los grandes intereses del sector financiero doblegan a los políticos locales para evitar una regulación bancaria que haga eficientes los mecanismos de transmisión de la política monetaria de la unión.
Si el control fiscal en Europa hubiera comenzado por disminuir la burocracia y la corrupción de los estados de la periferia más que el despido de miles de trabajadores ajenos a los manejos políticos, entonces otro cuento sería en Europa.
Se sabía y se advertía que la durísima “austeridad” que mantiene altísimas tasas de desempleo en España, Grecia e Italia, entre otros, podría ser suavizada por tasas impositivas acordes a los ingresos de las personas y de las empresas, muchas de las cuales tienen sus grandes ganancias en cuenta bancarias en la misma Europa: Suiza, Luxemburgo o Mónaco, reconocidos paraísos fiscales.
Por el lado de Estados Unidos la cuestión es parecida, el reciente recorte fiscal de US$85.000 millones afectará a los empleados rasos y se comenzará a notar en la economía en el muy corto plazo. Se verán afectados miles de trabajadores ajenos a las manipulaciones políticas de los republicanos, quienes decidieron no aumentar los impuestos a los ricos, aun teniendo en cuenta que en sus propias entrañas existen paraísos fiscales en Miami y Delaware.
Cuando se comience a sentir el efecto nocivo del recorte del gasto entonces seguramente los republicanos repensarán el tema del aumento de los impuestos a los más ricos. Pero es increíble que mientras algunos millonarios como Warren Buffet solicitan que se les aumenten los impuestos porque saben que pagan muy poco proporcionalmente a lo que pagan personas que tienen sueldos muy inferiores, los políticos republicanos sigan empeñados en defender a sus amigos millonarios.
Colombia no es la excepción, y solo por poner un ejemplo: en la reciente reforma tributaria no pasó en el legislativo el artículo que imponía un impuesto de 5% a las pensiones más altas. Adivinen quienes son los que ganan las pensiones más altas. Si, los mismos que eliminaron el artículo.

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