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ANALISTAS

Libre comercio, ¡sin vías o con ellas!

sábado, 12 de enero de 2013
La República Más
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Al empezar el año le oí decir, o mejor leí, que el presidente de Analdex, Javier Díaz, metió el dedo en la llaga y le puso sal al problema de nuestra economía asegurando que los 9 acuerdos comerciales ya suscritos por Colombia, poco o casi nada han reportado.

 
Y no es para menos, el señor Díaz tiene toditita la razón. Obvio que no han rendido sus frutos y creo que hay de todo un poco en ese problema: nos falta maletiar y abrir nuevos mercados, pero al mismo tiempo estamos mal en infraestructura. ¿Qué va primero?
 
Es cierto que con un dólar de cabeza en caída libre, frente a un peso que es la tercera moneda en revaluación, empresarios productores sienten que mientras más trabajan y producen, menos billetes verdes reciben, todo debido a que la volatilidad del mercado de divisas los golpea en el corazón de sus exportaciones.
 
Sin embargo, el gran dilema está en reducir costos y mejorar la competitividad. Cosa que la verdad veo difícil, ¡cómo competir sin vías, carreteras o autopistas que nos conecten con los puertos y aeropuertos!, si en las ciudades es un lío manejar y de las carreteras ni hablar.
 
Los colombianos tenemos una paradoja difícil de entender. En las ciudades “resolvimos” la crisis de movilidad prohibiendo la circulación de los carros, por horas o todo el día, según cada gobernante. Pero en las carreteras la decisión es más difícil de aceptar.
 
Con esas pésimas vías, al tercer trimestre de 2012, las exportaciones colombianas sumaron US$49.745 millones y hasta crecieron 7,4% frente al mismo período de 2011, pero la cifra deja perplejos a los economistas porque es mucha la “inflación” que surge de los combustibles que pesan más del 65% en esas ventas foráneas.
 
La revaluación del peso y la competencia con productos baratos importados de China hacen que cualquier productor local eche números y piense antes de contratar mano de obra o hacer inversiones que encarecen la producción nacional.
 
Esos costos podrían reducirse si la competitividad vial se acelera. Pasa el tiempo, hay nuevos acuerdos comerciales e interés de varios mercados por acercar el intercambio de bienes y productos, sin aranceles, pero con el dólar en esas condiciones y sin puertos, carreteras o aeropuertos cercanos a los sitios de producción, pues los tratados comerciales, más bien se convertirían en un lío mayor.
 
Estados Unidos sigue emproblemado con su deuda, especialmente ahora que hubo charlas sobre la eventualidad de emitir una moneda de un millón de dólares como parte de la salida al problema financiero del presidente Barack Obama. Pero el lío es mayor, se necesita mucha moneda para soportar los más de $16 billones de dólares en deuda que ya enfrenta esa administración.
 
Europa tampoco se ve bien, Alemania sigue tratando de mantener las banderas de la unificación en la Unión Europea, con mercado y moneda unificada y a la disciplina del recorte fiscal.
 
Sin embargo, España, Italia y Grecia siguen enfrentadas a su crisis de desempleo y falta de dinero, lo que lleva a impopulares recortes de gastos, en tanto que Asia también entró en la era de los recortes en crecimiento. 
 
China, que pasó del 10% en crecimiento económico interno, va bien, pero siempre bajando sus cifras, atacada por la falta de confianza de los consumidores y la pérdida de compradores en otras latitudes.
 
Con ese panorama es comprensible que nuestros acuerdos comerciales parezcan de papel o poco productivos. Sin embargo, con los problemas de competitividad por falta de infraestructura, tampoco podemos aceptar el reto de encontrar compradores en grandes mercados, porque con estas trochas, nadie llega a ningún Pereira.

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