Vallas móviles y aviones no tripulados, los negocios raros en Barranquilla

De entrada le dijeron que estaba equivocado. Que nadie se iba a poner una camiseta que tuviera estampado un bocachico frito o una arepa e’huevo, pero a Johnny Insignares no le importó. A sus diseños les agregó las rutas de los buses, los dichos de la calle e imágenes de vírgenes. De ahí en adelante su concepto se volvió una tendencia entre los jóvenes.

Así, inspirado en la cultura popular barranquillera, nació hace 7 años Todo Mono, la marca de ropa y accesorios que ahora es una sensación. Hoy, Johnny, junto a Fernando Vengoechea, propietarios de la firma, son referentes de la moda en la capital del Atlántico.

Otra referencia en esta zona es Jesús Cruz, a quien el compromiso de cargar con las obligaciones de la familia le llegó a los 21 años. Su idea de emprendimiento, fundada en proteger el medioambiente, parecía volverse un lastre muy pesado para un joven de su edad.

Pero el problema solo que quedó en una anécdota borrosa. Su familia sumó fuerzas y su emprendimiento se convirtió en Orgánicos del Caribe, una compañía que hoy produce 250 toneladas mensuales de abono orgánico con desechos.

Core, una empresa barranquillera que empezó funciones en 2010 y que mezcla la biotecnología y la bioingenería para mejorar la calidad de vida de las personas, es otro de los negocios curiosos que en la actualidad se pueden observar en Barranquilla.

Estas son algunas ideas de negocio que triunfaron en esta ciudad costera debido al tesón y el empuje de quienes intentaron y no lo lograron la primera vez, pero después de mucho trabajo vieron su idea salir a flote.

Cultura popular hecha empresa
Todo Mono nació de la cultura popular. De esas ideas que se escuchan en la esquina del barrio y de esos personajes de a pie que caminan en Barranquilla.

Esa es la razón por la que su estética está basada en la calle, en lo que se ve a diario y que muchas veces se vuelve paisaje; pero el reto era transformar ese insumo y volverlo en algo deseado para el público.

“Al comienzo no teníamos una visión de empresa, pero los cursos que tomamos en la Cámara de Comercio de Barranquilla nos sirvieron muchísimo. Aprendimos a hacer una colección, a escoger un tema y a investigarlo. Trabajamos en llave con artesanos y diseñadores”, dijo Insignares.

Y a la par de la aceptación de sus clientes, Todo Mono obtuvo el premio Lápiz de Acero en 2009, presentó una colección en Colombiamoda 2010 y ese mismo año sus diseños ganaron la convocatoria para ser la imagen del Carnaval de Barranquilla.

Todo Mono está ubicado en el barrio Prado Alto. La decoración se inspira en una tienda como la de cualquier vecindario de la costa atlántica. Ahí se pueden encontrar unos 300 modelos de camisetas (de entre $40.000 y $50.000) y accesorios (desde $3.000).

Seguridad desde el aire
La prueba de fuego la tuvieron en el Mundial de Fútbol Juvenil Sub-20 de 2011, aunque Tecscorp había comenzado a operar dos años antes. En el torneo, sus aviones no tripulados apoyaron las labores de seguridad en los diferentes estadios del país.

La compañía comenzó como una idea de un grupo que pertenecía a la Armada Nacional. Tras formar la empresa se enfocaron en la seguridad para civiles y militares.

En lo militar, prestan seguridad a tropas, oleoductos y bases, entre otros. En lo civil, son utilizados para obras de infraestructura, cine, comerciales de televisión y series, cubrimiento de eventos y fotografía aérea. “Hacemos el trabajo de una nave tripulada, pero con mayor exactitud y menos riesgos. Somos pioneros en desarrollo propio de aeronaves construidas en Colombia”, expresó Ronald Messino, gerente general de Tecscorp.

La mayoría de sus clientes acceden a los servicios vía internet. El costo de la hora de vuelo inicia desde los US$1.000 y depende del área, de lo que se vaya a cubrir y de los factores de riesgo.

Adalberto Meza pensó en anunciar los productos y servicios que se comercializan en el territorio nacional de una manera distinta. En vez de que la gente tuviera que dirigirse al mensaje publicitario, él quiso llevar la publicidad a todos lados.

Con esta idea en mente, sus vallas móviles personales empezaron a recorrer todos los rincones de la ciudad y a meterse en bares, supermercados, parques, discotecas y ferias; a codearse con los asistentes y a entregar un mensaje con mayor recordación.

“La gente en un comienzo se sorprende, pero después les gusta. Ver a un grupo de personas que llevan sobre sus espaldas y en la noche vallas portátiles y luminosas les causa gracia, pero se cumple el propósito. Llevamos ocho meses funcionando de esta forma en la ciudad de Barranquilla”, indicó Meza, gerente de la firma Meza Publicidad.

El servicio, unos $25.000 por valla, se cobra por hora a los anunciantes. Cada una de las vallas publicitarias móviles pesa 4 kilogramos y tienen una dimensión de 1,80 metros por 80 centímetros.

Funcionan con luces tipo LED y una pila de ocho horas de autonomía. Si el cliente se descuida, en cualquier momento del día o de la noche una valla publicitaria le estará caminando al lado y vendiéndole un producto o servicio.

Tecnología para ganar salud
Un proceso de investigación de más de seis años se resumió en 2010 en Core, una empresa de biotecnología y bioingeniería dedicada al desarrollo de productos para la salud en Barranquilla.

A partir de la reunión que llevaron a cabo un grupo de investigadores y emprendedores de la Universidad del Norte se empezaron a desarrollar productos ecoeficientes y 100% biodegradables para reemplazar diversos materiales contaminantes.

Core tiene varios productos con patente propia en biomédica y ecorremediación (tratamiento de residuos médicos de alto riesgo para que no impacten el medio ambiente). “Tenemos un equipo que se llama un old pack que mejora las posibilidades de vida de los bebés con bajo peso al nacer. Sustituye una tecnología que solo se usa en unidades de cuidados intensivos neonatales. Es más económico”, comentó Jairo Giraldo, director de Sostenibilidad.

Lo ambiental como filosofía de vida
Jesús Cruz recibió el apoyo más importante de su padre. Al poco tiempo de comentarle su idea de negocio, su papá decidió renunciar al trabajo y acompañarlo en ese emprendimiento. Así nació Orgánicos del Caribe en 2010, una empresa especializada en la recolección integral de residuos orgánicos para su aprovechamiento.

Al principio hubo temor. A sus 21 años, sobre Jesús estaba recayendo toda la carga para mantener a su familia. Del éxito de su firma, dependían todos sus seres queridos. pero el compromiso no lo amilanó.

“Salimos de la zona de confort. Conseguimos tres trabajadores. Compramos tres machetes, dos palas y una carretilla. Con mi papá limpiamos un terreno de tres hectáreas y arrancamos”, dijo Cruz.

Su empresa obtuvo el segundo puesto del concurso Destapa Futuro 2012 lo que les permitió recibir un capital semilla de $110 millones. De ahí en adelante, Orgánicos del Caribe se convirtió en una compañía líder, que además de la recolección, transforma los residuos orgánicos en un fertilizante útil.

Producen 250 toneladas mensuales de abono orgánico. Ese emprendimiento ambiental, que se inició con las uñas, hoy es un negocio que para Cruz y su familia se volvió una filosofía de vida.

Las opiniones

Jesús Cruz
Gerente de Orgánicos del Caribe
“Uno de los valores agregados es que formamos una familia de clientes. Esta es la razón por la que les ofrecemos capacitación gratis para que entiendan el proceso y preserven el ambiente”.

Johnny Insignares
Gerente de Todo Mono
“Nuestra marca es un sinónimo de bacano, de chévere. Por eso nos metimos a estudiar la cultura popular barranquillera y a la gente le encantó este concepto”.