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“Mi destino es ser perfectamente inútil”: Le Clézio

viernes, 26 de abril de 2013
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Colprensa

Colombia en los últimos tres meses ha recibido a cinco ganadores del Premio Nobel de Literatura, siendo el último Jean-Marie Gustave Le Clézio, quien logró el galardón de la Academia Sueca en 2008, y ahora hace parte de la Feria Internacional del Libro de Bogotá.

Es la primera vez que un ganador de dicha distinción hace parte de los invitados especiales a la Filbo 2013, y quizás sean los diez años que vivió en América Latina en su juventud, pero junto a su buen español, el carisma y el buen humor, con los comentarios precisos y profundos, fueron los protagonistas de la noche del miércoles, en la que tuvo su primer encuentro con los colombianos.

En su biblioteca hay puestos más de 50 libros entre cuentos, novelas, ensayos, dos traducciones sobre la mitología hindú y un sinnúmero de prefacios y comentarios en diversas publicaciones. Medio centenar de libros, que empezó a los 20 años, tuvo tres años de silencio al sumergirse en la selva del Tapón del Darién y ahora llegó a la edad de 73 años. Un libro por año.

Llamado el "escritor de la ruptura, de la aventura poética y de la sensibilidad extasiada; explorador de la humanidad, dentro y fuera de la civilización dominante", es difícil citar tan sólo algunas de las obras, pues desde su novela debut “El atestado”, ha tenido gran aceptación.

La conversación, que duró una hora, fue en compañía del escritor colombiano Oscar Collazos, quien la dividió en varios temas, pero el tiempo fue corto para tantas historias.

Tema a tema

Estos fueron algunos de los temas tratados entre Collazos y Le Clézio en el auditorio de Corferias sin una silla vacía.

-Su encuentro con América Latina…

Vine hace muchos años, y siempre la idea era comprender lo que ha cambiado en mi vida. Esos años no fueron muy felices para mí, fueron difíciles, porque era complicado vivir el periodo de posguerra con Argelia, en medio de muchas contradicciones, porque era como un fracaso de todo lo que había hecho o intentado la literatura. Un fracaso ante el horror de la guerra.

Un amigo de escuela, gran pintor y poeta, lo llevaron a la guerra y murió en días, por lo que todo era un fracaso ante la crueldad de esta violencia. Por eso, fue un periodo bastante triste, y venir a América Latina, a Colombia, fue la solución para mí.

- La importancia de la literatura norteamericana en su obra…

Me encontré con obras de escritores que se convirtieron en una bendición para mí, porque me demostraron que podían estar al margen de la sociedad ligera o el ruido literario, escribiendo historias bastante sencillas pero extraordinarias a la vez, como J. D. Salinger.

Una literatura que me atraía mucho, por la percepción que ofrecía sobre un joven que vivía en Nueva York, mientras que la literatura francesa me parecía un poco clásica, algo oscura.

- Encuentro con la literatura de América Latina…

Tengo una historia de amor con la literatura de América Latina. Ella me ofreció algo completamente diferente. La literatura de esta parte del mundo cuenta con una especie de entusiasmo que no es puramente abstracto o de escuela, es una literatura que tiene un acercamiento sensible y visible con la realidad.

Para mi servicio militar me autorizaron hacerlo en el exterior, por lo que llegué a México y me encargaron la biblioteca del Instituto Francés de América Latina, pero en lugar de hacerlo, me la pasé leyendo todo el día, y así empecé a entender aquel mundo ajeno que era el mundo hispánico, completamente distinto a todo lo que yo había recibido en la escuela. Me pareció que este mundo tenía un igual valor a los mundos que había conocido en la academia.

En la selva

-Un francés de padre inglés, con algo de africano que termina en la selva del Darién…

Llegué a Panamá por suerte, aunque no estoy seguro que exista algo como la suerte. Vine para averiguar de Paul Gauguin, pintor francés que terminó trabajando en la construcción del Canal de Panamá, entonces yo tenía la ilusión de encontrar algo del espíritu de él allí. Al final eso no ocurrió, pero me encontré cuatro jóvenes extraordinarios, parecía que venían de otro planeta, con abrigos destruidos y a pesar de ello se veían como príncipes, con su cabello largo negro, andando por las calles, con el rostro pintado y con una curiosidad interesante a todo lo que veían en la ciudad.

Los conocí y me invitaron al Darién, en un recorrido que me gustó tanto que terminé comprando mi propia piragua para visitar las casas de los Emberás. Así comenzó la historia de un viajero inocente y completamente inculto que poco a poco aprendió a entender a estas personas tan diferentes y a la vez tan próximas.

-¿Se preguntó alguna vez si ellos lo entendieron en algún momento?

Creo que por un tiempo para ellos fui una distracción. Un hombre tan alto, blanco que no sabía nada de la selva, inocente que no tenía ni prejuicio ni admiración excesiva, nada más curiosidad. Me imagino que de cierta forma yo podía darles una especie de reflejo de ellos mismos.

Creo que a veces me veían como un aliens que los visitaba, porque en algunas casas cuando yo llegaba los niños se ponían a llorar, les parecían muy feo, flaco, alto y con los ojos azules que era extraño en esas tierras. Pero era la búsqueda de mi propia imagen, y en un sueño entendí que nunca podía ser un Emberá.

-El oficio del escritor…

Los escritores no sirven para nada. Oscar Wilde lo dice, la literatura es perfecta inútil, y creo que este era mi destino, ser perfectamente inútil y los Emberás podían percibir dicha inutilidad, porque no podía caminar un kilómetro en la selva. Cuando estaba solo con las mujeres y llegó a las casas un venado, como era el único hombre, las mujeres me dieron un rifle y sólo lo asusté, mientras que ellas si lo hicieron con unos palos.

-Literatura y selva…

En esa temporada en la selva no pude escribir por la humedad, pero al salir de los tres años en la selva, volví a escribir, porque allí encontré una poeta y me di cuenta que la literatura puede sobrevivir sin los libros, por lo que me dio confianza, no en mí mismo, sino en el poder de las palabras. Otro de los eventos importantes que me animaron a escribir es que encontré a mi esposa, que me llevó a otro mundo, a los nómadas del desierto.

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