El recordado discurso cuando obtuvo el Nobel

Gabriel García Márquez fue premiado en 1982 con el premio Nobel de Literatura, lo que en ese momento no supuso el descubrimiento de un escritor desconocido, sino la confirmación de un emblema de la escritura latinoamericana y mundial que se venía forjando desde hacía décadas.La propia Academia lo definió en ese entonces como un escritor que había "creado un universo propio" haciendo a Macondo el lugar donde transcurre su historia más célebre: Cien años de soledad."Desde finales de la década del cincuenta, sus novelas y cuentos nos arrastran a ese extraño lugar donde se dan cita lo milagroso y lo más puramente real -el espléndido vuelo de la propia fantasía-, fabulaciones desmedidas y hechos concretos que surgen del fondo del pueblo, alusiones literarias, gráficas descripciones, palpables y a veces opresivas, realizadas con la precisión de un reportaje".En esa oportunidad, la Academia también destacó su pluma en Crónica de una muerte anunciada que le dio la "imagen de un autor que reúne en su persona un talento narrativo desbordante, casi abrumador y la maestría del artista de la lengua, consciente de su técnica, disciplinado y poseedor de un amplio bagaje literario", según la crónica realizada por el diario español El País en ese año.