Autoretrato de Frida Kahlo se vendió por US$34,9 millones y marcó récord en la región

Un autorretrato de la artista mexicana Frida Kahlo se vendió por US$34,9 millones en Sotheby's, un récord de subasta para cualquier artista latinoamericano. La pintura de 1949, “Diego y yo”, insinúa el trasfondo de su matrimonio con el artista Diego Rivera en parte porque agregó un pequeño retrato de su rostro sobre su frente.

El récord de subasta de Kahlo ahora también supera al de su esposo: la pintura de Rivera de 1931 "Los rivales" había tenido el título de obra más cara de un artista latinoamericano después de que se vendiera por US$9,7 millones hace tres años. El récord de la subasta de una pieza Kahlo había sido de US$8 millones, establecido hace cinco años por "Dos desnudos en el bosque (la tierra misma)" de 1939. Dirigiéndose a las ventas, Sotheby's reconoció la reputación ahora icónica de Kahlo al darle a su trabajo un estimado de US$30 millones o más.

El Kahlo, que se vendió en una subasta en 1990 por US$1,4 millones, fue ganado por el desarrollador inmobiliario de Buenos Aires Eduardo Costantini, un coleccionista de muchos años que creó el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires hace dos décadas. Cuando abrió el museo, Costantini le dio una obra de Kahlo de 1942, "Autorretrato con mono y loro", pero Sotheby's dijo que el coleccionista de 75 años planea quedarse con "Diego y yo", que significa "Diego y yo ," para el mismo.

El Kahlo demostró ser una estrella de la venta de arte moderno por US$283 millones de Sotheby's, que también incluyó una escena de nenúfares de Claude Monet de US$50,8 millones de 1918 y un móvil Alexander Calder de US$19,7 millones que se extendía por 14 pies. Por el contrario, el retrato lloroso de Kahlo mide solo alrededor de 8 pulgadas por 11 pulgadas. Durante las vistas previas, Sotheby's colocó la pintura en una habitación oscura como si fuera un santuario religioso.

Kahlo, que vivió de 1907 a 1954, es conocida por aplicar un estilo popular a sus autorretratos surrealistas, muchos de los cuales se vio obligada a pintar mientras estaba acostada en la cama después de sufrir lesiones debilitantes en la espalda a causa de un accidente de autobús a los 18 años. En 1929, se casó con Rivera y la pareja se unió a un círculo sofisticado de intelectuales en México y más allá.

“Diego y yo” fue pintado como un regalo para su amiga artista de Nueva York, Florence Arquin, y su esposo, Sam Williams, pero claramente el propio esposo de Kahlo también estaba en su mente.