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INFRAESTRUCTURA

Democratización de la inversión: oportunidad para el desarrollo

jueves, 9 de octubre de 2014
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Aaron Cohen

En 2007 comenzamos a ver un modelo de inversión en infraestructura realmente interesante para la realidad colombiana, que permitiría que muchos de los proyectos de gran envergadura con que habíamos soñado durante años, empezaran a ser una realidad. Este concepto financiero, relativamente nuevo, se conoce como “financiación colectiva” o el término en inglés “crowdfunding”.

El crowdfunding se ajusta perfectamente a la realidad social, en donde un gran grupo de personas que no pueden invertir en inmuebles completos y que no tienen la experiencia para organizar grupos de inversión, pueden utilizar sus recursos para poner en marcha importantes proyectos.

Desde hace aproximadamente 7 años han venido apareciendo proyectos que aprovechan este concepto y que buscan dar oportunidades de inversión a un mayor grupo de ciudadanos.

En el país, el mecanismo mas común es la estructuración a través de derechos fiduciarios. Estos proyectos se encuentran aún en fases de construcción y ojalá sean exitosos cuando empiecen a operar. No sólo por los beneficios que trae un proyecto bien hecho, sino porque esta fase de experimentación es la que va a abrir las puertas a un gran flujo de capital que permita construir proyectos de aún mayor tamaño y ambición.

Igualmente, no podemos sino esperar que de ser exitosa esta primera fase, los horizontes del crowdfunding se amplíen no solo a grandes proyectos privados, sino también a los ambiciosos proyectos de cuarta generación de vías, para que también incluyan a la ciudadanía colombiana en los beneficios financieros que trae consigo el crecimiento en infraestructura a nivel nacional.

Esta forma de financiación no es solo una forma novedosa de hacer negocios, sino que se trata de un verdadero ejercicio de la democracia participativa a nivel financiero y que debe trascender a novedosos proyectos de renovación y re conceptualización de las tramas urbanas de nuestras ciudades.

Se trata de un cambio cultural profundo en el manejo del dinero, ya que hasta hoy en día, lo mejor que puede esperar la inmensa mayoría del país, es mantener sus ahorros en depósitos que mantengan su valor y produzcan una pequeña utilidad.

Con la participación a gran escala en los negocios inmobiliarios, el dinero pasa a ser un recurso altamente productivo, del que se puede depender y que puede hacer a cada colombiano dueño de su propio futuro.

Esto se constituye entonces en una herramienta que favorece la prosperidad de la democracia. El éxito de los proyectos que actualmente avanzan, y especialmente el cumplimiento de las promesas de valor que se han venido ofreciendo a los inversionistas, no solo es un asunto que debe preocupar al pequeño grupo de personas que han invertido en estos proyectos, sino que debe ser un tema de interés nacional, para un país que ansia oportunidades de crecimiento y que las puede ver resueltas mediante la democratización de la inversión.

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