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La más reciente salida de Roberto Feletti hizo que se acelerara el proceso de enfrentamiento entre el Presidente y su Vicepresidenta
La salida de Roberto Feletti del Gobierno no será sólo un desacople del programa económico que venía llevando Alberto Fernández. Es mucho más que eso: representa la cristalización plena de una profundización de la grieta interna en el Frente de Todos donde el Presidente y su vicepresidenta Cristina Kirchner protagonizan una dura puja de poder que tiene en vilo a toda la Argentina.
Feletti fue desde un primer momento un representante del kirchnerismo duro adentro de la Casa Rosada y su eyección estuvo forzada por el mismo Alberto Fernández en los últimos días cuando decidió poner al secretario de Comercio bajo la órbita del ministro de Economía Martín Guzmán, el hombre más cuestionado por la Vicepresidenta.
En la Casa Rosada aseguraban hoy a El Cronista que Feletti optó por dar un paso al costado para no tener que depender de las decisiones que en adelante tome Guzmán y que este quede en libertad de acción para definir el equipo en Comercio Interior.
En su carta de dos carillas Feletti no solo ratificó toda su política de control de precios y lucha contra la inflación sino que atribuyó la escasa eficacia de esa estrategia a los problemas de la coyuntura económica internacional producida por la guerra en Ucrania. Es decir, que el kirchnerismo sigue enfrentado hasta el final con Guzmán y su equipo a la hora de definir políticas macroeconómicas.
A la vez, Feletti blanqueó su puja con Guzmán: "discrepancias sobre el sendero marcado y las herramientas económicas", escribió en la misiva final el ahora ex funcionario. Esas diferencias venían de arrastre y cada disputa pública de Alberto Fernández y Cristina Kirchner quedaban expuestas.
En su reciente gira por Europa Alberto Fernández había deslizado cierto malestar con el ala kirchnerista del gobierno. Primero objetó los problemas que sigue teniendo la Argentina para encarar la inflación y luego dijo a sus allegados que al funcionario que no le gusten los planteos de ajustes tarifarios segmentados tendrá que irse de la casa Rosada.
Lo concreto es que la salida de Feletti aceleró el proceso de enfrentamiento entre el Presidente y su Vicepresidenta. Profundizó la grieta interna del Frente de Todos con final incierto.
El ahora ex secretario de Comercio agradeció los gestos del Presidente y no hizo mención alguna en la carta de despedida a la puja de poder de alto vuelo. No hacía falta. Desde hace tiempo que Feletti no se sentía cómodo en el Gobierno y esto se lo transmitía a Cristina Kirchner en privado.
En el Ejecutivo no temen hoy por la reacción de Feletti, su salida y mucho menos preocupa su reemplazante que será un hombre de Guzmán como es Guillermo Hang. El mayor temor en la cúspide de poder es la respuesta que pueda dar la Vicepresidenta en público sobre la salida de Feletti y cuanto más daño pueda causar en la desgasta relación de Alberto Fernández y su vicepresidenta.
Casi como una muestra de sarcasmo proselitista Feletti remarcó en su misiva final que espera lo mejor del oficialismo para la pelea electoral del 2023, donde hoy nadie sabe si el Frente de Todos se mantendrá unido o despedazado en retazos por las duras internas.
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