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Un año después, las risas por los “sin querer queriendo” o los “es que no me tienen paciencia” continúan intactas. Las aventuras del niño de la vecindad más famosa no pasan de moda. Desde mediados de los años ‘70, cuando el personaje irrumpió con fuerza fuera de México, no sólo arrastró a Kiko, doña Florinda, el profesor Jirafales, Ñoño, la bruja del 71, la Chilindrina y don Ramón, sino también al ladrón con mala suerte del Chómpiras o al errático Doctor Chapatín, sin olvidar al otro icónico personaje de Chespirito: El Chapulín Colorado.
Humor y drama
Para el actor venezolano Rolando Salazar, la genialidad de Chespirito, que lo mantiene vivo, tiene que ver con “un aspecto en su legado que se refiere a la tesis de que la risa parte de un drama. La postura, los gestos y hasta la voz que él utilizaba para personificar al niño (El Chavo) lo hacía desde su actitud y, con ella, transmitía la pureza y la ingenuidad que tienen los niños. No adoptaba ninguna pose sino que manejaba la actitud de una manera que, mezclada con el humor, lo hacían llegar a la gente”, explicó .
Salazar creció viendo los infortunios de El Chavo y, ya con más conciencia de lo que veía, se dedicó a analizar la serie y a tratar de descubrir, pues se decidió a dedicarse al oficio, dónde radicaba el éxito de Chespirito.
Según él, se dio cuenta de que, aun cuando algunos de los diálogos y situaciones eran trilladas, lograba hacer reír a partir de algo dramático. “Era un señor que sin recargos arrancaba risas del drama de un niño huérfano y del que todos se aprovechaban”.
Actualmente, algunas de las situaciones que presentaba son cuestionados por su violencia implícita y explícita. “Aunque es una serie que ha trascendido en el tiempo y en las generaciones, no hay que olvidar que pertenece a una época específica en la que los maestros, por ejemplo, castigaban y reprendían de unas maneras que, ahora, son consideradas antipedagógicas, pero que eran los métodos de la época. Recuerdo a una maestra que me daba con una regla y cuando lo contaba en la casa, me preguntaba qué había hecho. Afortunadamente, las sociedades evolucionan y esos métodos ahora son muy cuestionados”, señaló.
Risas y dividendos
Aún cuando las series de Chespirito dejaron de grabarse en 1992, para ese momento el actor dijo que ya no podía hacer los mismos malabares y piruetas a los que tenía acostumbrados al público.
Tanto la ropa como frases tan recordadas como “síganme los buenos” (El Chapulín Colorado), “me da una cocha” (Doctor Chapatín), “Tómalo por el lado amable” (El Chómpiras) o “No hay queso, no más de papa” (Chaparrón Bonaparte), fueron adoptadas por grandes y, sobre todo, chicos.
Eso permitió que más allá del éxito televisivo de los programas, Roberto Gómez Bolaños construyera un emporio a partir de estos. Tal vez, cuando decidió bautizarse como Chespirito -por la fonética en español de Shakespeare- no pensó que para 2012, según Forbes, la retransmisión de los un mil 300 capítulos de sus series, le habían generado a Televisa -cadena dueña de los derechos- 1.700 millones de dólares, estimando que cada episodio le deja a la mencionada empresa 24 millones de dólares anuales.
Pero las regalías no se limitan únicamente a la TV. Se hicieron muñecos de los personajes, obras de teatro en casi todo el mundo y hasta se lanzaron series animadas y videojuegos.
Los personajes originales se fueron de gira en 1978 por varios países, incluyendo Venezuela. Se presentaron en el Poliedro.
El Chavo animado fue el primer proyecto que salió en 2006. Facebook tampoco perdió la oportunidad de sacarle provecho a los personajes y en 2012 lanzó el juego para sus usuarios. En un mes, más de un millón de personas se habían unido. Su éxito, entre otras cosas, se debió a que se podía interactuar tanto con los personajes de la serie, como con otros jugadores, debido a que quienes se unían podían alquilar su propio apartamento y participar en las actividades que se realizaban en “la vecindad”.
Asimismo, el año pasado, pocos meses antes de la muerte de Gómez Bolaños, se lanzó El Chavo Kart para las plataformas de XBox 360 y PlayStation 3.
No todo es color de rosa
Pero el éxito trajo muchas fricciones. A Florinda Meza la señalan de haber terminado con el primer matrimonio del humorista, así como de haber tenido unos deslices románticos con Carlos Villagrán (Kiko) y Rubén Aguirre (el profesor Jirafales). Asimismo, hay quienes aseguran que era la mente (maquiavélica) detrás de Chespirito.
Villagrán fue el primero en dejar la vecindad, debido a que no estaba de acuerdo con que sólo Gómez Bolaños disfrutara las grandes mieles del éxito, cuando todos aportaban su talento al proyecto. Siguió utilizando el personaje de Kiko en un circo y hasta en programas de televisión. En Rctv hizo Federrico y Kiko botones.
María Antonieta de las Nieves (La Chilindrina) también estuvo enfrentada a él por temas económicos. Fue ella quien aseguró que entre Villagrán y Meza hubo una relación a espaldas de Chespirito.
Rubén Aguirre (el profesor Jirafales) y Edgar Vivar (el señor Barriga), así como Ramón Valdés (don Ramón) y Angelines Fernández (la bruja del 71) sí estuvieron con él.
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