Segunda sede de Amazon desata frenesí en todo Estados Unidos

Don Cunningham estaba en una reunión en su oficina en Bethlehem, Pensilvania, cuando un colega le envió un mensaje de texto: "Amazon está buscando una nueva ubicación. Ofrezcámosle algo”. No se trataba de una nueva ubicación cualquiera, sino de una segunda sede. Como presidente ejecutivo de Lehigh Valley Economic Development Corp., una agencia financiada por el estado que atrae negocios a la región, Cunningham convocó a su personal para desentrañar los criterios de Amazon.

Reconocieron que tenían limitaciones. Su región es más pequeña de lo que quiere el gigante del comercio en línea, no tiene un aeropuerto importante y, aunque tiene universidades, no son grandes instituciones de investigación. Pero Cunningham sintió que LehighValley podría vender su costo de vida asequible y la proximidad a ciudades importantes como Nueva York y Filadelfia, ambas a una hora de distancia. "Estamos un poco cortos en algunas cosas, pero hemos puesto varias en marcha, así que vamos a intentarlo", dijo Cunningham.

Cuando Amazon anunció que recibía propuestas para una segunda sede –una inversión corporativa de US$5.000 millones y 50.000 puestos de trabajo–, se desencadenó un frenesí entre los gobernadores, alcaldes y burócratas de todo Estados Unidos. Al igual que con la lotería, las apuestas grandes conducen a un comportamiento menos racional –todo lo que importa es llevarse el premio gordo–. Los empleos tecnológicos bien pagos pueden transformar permanentemente una región y elevar las perspectivas políticas del líder que ayudó a sellar el acuerdo.

El enfoque de “vengan todos” que tiene Amazon influye en las políticas de desarrollo económico, donde los funcionarios deben equilibrar su entusiasmo público con una realidad más privada: hay un límite a cuánto tiempo, dinero y esperanzas pueden invertir en una apuesta importante. Tienen que aceptar al juego de Amazon, pero les preocupa la posibilidad de verse perjudicados más que beneficiados.

"Es un poco sádico", dijo Alex Pearlstein, vicepresidente de Market Street Services, que ayuda a las regiones a desarrollar estrategias para ser competitivas en ofertas como esta. Pero entiende la presión política que soportan los funcionarios. "Nunca quieres decir nunca", dijo. "Tal vez una ciudad que no está en su radar termine atrayéndolos".

Pearlstein señala a su ciudad natal, Birmingham, en Alabama, que creó un hashtag, #BringAtoB, y levantó una enorme caja de envío de Amazon frente a un nuevo restaurante para anunciar la oferta de la ciudad. "Están gastando algunos recursos serios en esto", dijo. "Si Birmingham lo consigue, creo que sería la conmoción del siglo".

Ford Wiles, director creativo de Big Communications, lanzó la campaña #BringAtoB y dijo: "Cuando pienso en Amazon y en lo disruptivos que han sido, parece que ... ¿Por qué no escogerían la opción que no todo el mundo espera?”

No es posible contar cuántos funcionarios de todo el país están gastando en trucos de relaciones públicas, asesoramiento de estrategia y paquetes de propuestas brillantes porque muchos grupos de desarrollo económico son organizaciones sin fines de lucro que no están sujetas a las leyes de registro público, pero el total ascenderá a millones.

Las ofertas iniciales deben presentarse el 19 de octubre, y muchos lugares han contratado a grandes nombres. Para obtener ayuda con su esfuerzo, Virginia está pagando a la consultora McKinsey & Co. US$1 millón, según el Virginian-Pilot. Pittsburgh contrató a Boston Consulting Group para que la ayudara. Sus honorarios llegan a US$248.000.