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El ex secretario de organización del Psoe, Santos Cerdán
El político español del Partido Socialista Obrero, fue acusado de tres delitos, entre ellos, organización criminal, cohecho y tráfico de influencias
En el auto de entrada en prisión, el magistrado adjudica a Cerdán el papel de cabecilla de la trama corrupta, cuya lista de imputados sigue creciendo y tiene en vilo al propio Gobierno, ante próximos informes de la UCO.
Ha pasado menos de un mes desde que, el 5 de junio, la UCO de la Guardia Civil presentara al Tribunal Supremo su informe sobre Santos Cerdán y la familia socialista saltó por los aires. Ayer, el que fuera secretario de Organización del Psoe y hombre de máxima confianza de Pedro Sánchez entró en la prisión de Alcalá Meco acusado de tres delitos: organización criminal, cohecho y tráfico de influencias. El magistrado Leopoldo Puente consideró que existía riesgo de fuga y de destrucción de pruebas.
Con una estrategia claramente equivocada, Cerdán llegó ante el Tribunal y expresó su deseo de responder solamente a las preguntas de su abogado. El fiscal jefe Anticorrupción, Alejandro Luzón, y el propio instructor se quedaron con las ganas de interrogarle para aclarar los "indicios consistentes" que obran en el informe de la Guardia Civil y él no resultó creíble al afirmar que no se reconocía en los audios en poder del Supremo.
Además, el hasta hace poco militante socialista y diputado se declaró víctima de una conspiración por ser "el arquitecto que trajo a España un Gobierno progresista". Ahí es nada. A su juicio, todo forma parte de un complot por haber conseguido negociar con éxito los apoyos de Junts y EH Bildu para la investidura de Sánchez. Y, no contento con eso, llegó a decir que la próxima víctima será el mismísimo Félix Bolaños, por sus conversaciones con el PNV. Es imposible que él mismo se crea semejantes patrañas, pero lleva meses negando su participación en la trama corrupta que movió millones en mordidas por adjudicaciones de obras públicas en toda España.
Lo único que es cierto es que fue una pieza clave en las negociaciones con el prófugo Carles Puigdemont, en las que cedió en cada exigencia que le planteaban los independentistas. Incluida la redacción de una Ley de Amnistía en cuyo preámbulo se recogía todo el relato victimista de los separatistas. Una narrativa en la que el Psoe pareció olvidar que su partido apoyó la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Cerdán es el mejor discípulo de la doctrina sanchista de "hacer de la necesidad virtud".
En el auto de entrada en prisión, el magistrado le adjudica el papel de cabecilla de la trama corrupta, cuya lista de imputados sigue creciendo (unos en el Supremo y otros en la Audiencia Nacional) y tienen en vilo al propio Gobierno por los resultados de los próximos informes de la UCO en curso. Hay infinidad de documentos, grabaciones y mensajes de texto que se están investigando y no hay que descartar que Víctor Aldama, José Luis Ábalos y Koldo García sigan tirando de la manta en busca de acuerdos con la Fiscalía. El futuro del exsecretario de Organización del Psoe no es muy prometedor.
Lo que se viene descubriendo es que Cerdán, como Koldo y Aldama, se movían por los ministerios "como Pedro por su casa". Participaban en reuniones sin ocupar posición oficial alguna y conseguían adjudicaciones para las empresas a las que, presumiblemente, cobraban importantes comisiones ilegales. Servinabar, la pyme navarra de la que el político imputado tenía un 45% del capital según la UCO, fue la gran beneficiada en innumerables contratos públicos, al formar parte de diversas Uniones Temporales de Empresas con grandes empresas españolas.
Todo empezó en Navarra allá por 2015 y fue creciendo como la espuma, a mayor velocidad desde que en 2018 el Psoe llegó a La Moncloa. Ayer, la presidenta del Gobierno de Navarra, María Chivite, defendió ante su parlamento que el "proceso de adjudicación de los túneles de Belate es completamente legal y transparente; la más transparente de cuantas ha adjudicado este gobierno".
Desde La Moncloa, en donde siguen en shock desde el 5 de junio, buscan distanciarse del caso Psoe y el propio presidente del Gobierno afirmó ayer que "es el tiempo de la Justicia", mientras intenta salir del foco de la corrupción con un perfil internacional que hasta ahora le resultó muy ventajoso. Pero las encuestas y los movimientos internos en el partido muestran una caída en picado de su prestigio y de la intención de voto entre la izquierda, mientras el secretario general siga al frente.
Ya no le perdonan que el 30 de noviembre pasado, cuando ya estalló el caso Koldo, Sánchez confirmó a Cerdán como número 3 del Psoe y recibió los mayores aplausos del Congreso, jaleados por José Luis Rodríguez Zapatero. Precisamente ayer se supo que el presidente va a asumir el liderazgo en las conversaciones en Suiza con Junts. Cada vez hay más socialdemócratas declarados y militantes socialistas que se declaran antisanchistas y que quieren recuperar los principios y la ética del partido que más tiempo ha gobernado en España desde que se recuperó la democracia. El propio Felipe González declaró la semana pasada que no votaría a Sánchez si volviera a ser candidato.
Pero la mayor hipocresía volvió a venir de la vicepresidenta primera del Gobierno, María Jesús Montero, que afirmó con entusiasmo que "Santos Cerdán no tiene nada que ver con el Psoe". La candidata andaluza no puede obviar que el caso no solo tiene que ver con su partido, sino que también afecta gravemente a su gobierno, que es el que adjudicaba las obras presuntamente amañadas.
Desde que se iniciaron todos los procedimientos penales contra dirigente socialistas, altos cargos de la Administración y familiares de Sánchez, desde Ferraz y La Moncloa se atacó con virulencia a jueces y magistrados y afirmaron que "todo quedará en nada". Y ahora ya no saben qué decir.
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