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La campaña de desapalancamiento de Pekín ha llevado a que las reglas que afectan la refinanciación de la deuda LGFV se hayan vuelto más estrictas, lo que ha provocado una caída en la emisión de estos vehículos, que deben alrededor de 5,6 billones de yuanes (US$818.000 millones) a los tenedores de bonos y son vistos por algunos como un emblema de los problemas de deuda chinos posteriores a la crisis financiera.
Los indicios de que las autoridades podrían tener una visión menos comprensiva del sector han llevado a las empresas calificadoras a plantear la posibilidad de que en 2017 se produzca el primer incumplimiento de pago de un vehículo de financiamiento local.
Una circular del Ministerio de Hacienda fechada el 26 de abril prohibió que los gobiernos municipales entregaran la propiedad de activos o tierras públicos a sus empresas locales de financiamiento y que se usaran los ingresos de la venta de tierras para ayudar a los vehículos a pagar su deuda.
Esta medida "en la práctica cerró la puerta" al apoyo de Pekín a los vehículos, ya que ésta era una forma clave para que aquellos apuntalaran su capacidad de pago, dijo Ivan Chung, director de investigación de crédito para la Gran China en Moody’s Investors Service. "El gobierno central podría necesitar el default de un LGFV para enviar al mercado una señal clara de que no siempre los va a rescatar".
Permitir que uno de los vehículos entre en suspensión de pagos sería un cambio para Pekín, cuyo apoyo a los vehículos locales de financiamiento ha sido dado por sentado por los inversores como símbolo de los esfuerzos que las autoridades están dispuestas a hacer para proteger la recuperación económica de China.
En 2015, los funcionarios crearon un nuevo programa de leyes presupuestarias y canje de bonos para aliviar la carga de la deuda de los LGFV, que fueron utilizados por los gobiernos municipales desde 2008 como forma de recaudar fondos para cubrir déficits de financiamiento cuando los organismos locales tenían prohibido emitir deuda por cuenta propia. Desde entonces, a los gobiernos de nivel provincial se les ha permitido vender bonos de motu proprio mientras el Ministerio de Hacienda cada año fija un tope a la deuda pendiente.
Si bien los LGFV este año tienen una cantidad récord de vencimientos de deuda, las restricciones del Ministerio de Hacienda hicieron que las ventas en mayo se redujeran un 70% respecto del mes anterior a 50.000 millones de yuanes (US$7.300 millones). Esta cifra está por debajo del máximo histórico de 2,1 billones de yuanes (US$306.606 millones) en ventas onshore registradas el año pasado y los US$12.700 millones de deuda vendida offshore. La garantía implícita que proporcionaban los emisores municipales de vehículos de financiamiento locales había estimulado el endeudamiento.
El ministerio también ha pedido que los gobiernos municipales lleven a cabo en todo el país una verificación de las garantías de deuda antes del 31 de julio.
"Los LGFV se enfrentarán a un segundo semestre más difícil", escribió en mayo la analista de S&P Gloria Lu en una nota de investigación. "La presión para debilitar sus lazos con los gobiernos municipales y el estrés de liquidez del mercado probablemente generen una repentina reducción del crédito. Podría producirse el primer default de un LGFV. "
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