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El pasado 6 de junio la empresa agrícola recibió una carta de Monsanto donde reiteraba la proposición que le planteó a los directivos el 18 de abril. Sin embargo, de nuevo se negó a la posibilidad de llegar a un acuerdo respecto a la adquisición.
En un comunicado de la firma suiza se detalla que el precio es inadecuado, que se mantuvieron las mismas promesas regulatorias, que no cambiaron los riesgos y que no se agregó nada con respecto a los temas asociados al cambio de sede.
“El único cambio hecho por Monsanto es agregar una compensación inadecuada”, agregó el presidente Michel Demaré en el documento, haciendo referencia a la suma de US$2.000 millones planteada en caso de que la operación no pueda concretarse.
Y es que a la compañía le preocupa que si se anuncia una transacción pero no se consuma pueda haber un daño significativo e incluso llegar a sufrir una destrucción de valor, lo que perjudicaría a sus accionistas, por lo que argumentan se requiere una “cuidadosa evaluación de los riesgos”.
Los asesores legales de la Junta Directiva además no creen que los problemas de reglamentación se resuelvan tan sencillamente. “Hay ejemplos notables de transacciones propuestas que han sido bloqueadas por los reguladores debido a preocupaciones de conglomerado y otras cuestiones relacionada con la fusión de actores por fuera de la cadena horizontal. Nuestro caso podría considerarse como tal”.
No es seguro si Monsanto continuará buscando un acuerdo o si elevará su oferta que a la fecha llega a US$45.000 millones. Por ahora los abogados externos de ambas partes continuarán discutiendo el proceso.
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