Más de una docena de países apuesta por los impuestos a las bebidas azucaradas

Las evidencias que relacionan la ingesta de bebidas azucaradas con enfermedades como la obesidad animaron a Reino Unido a seguir la estela de una docena de países, entre los que están México (2013), Francia  (2012) o Finlandia (2011), a introducir un nuevo impuesto para combatir los crecientes problemas en la niñez y aumentar los ingresos del Gobierno. 

Y es que según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad infantil ha alcanzado altos niveles a nivel mundial y se ha convertido en una pesadilla para los países en desarrollo. Este organismo estima que el número de niños con sobrepeso pasó de 31 millones a 41 millones entre 1990 y 2014. 

El gobierno británico anunció la introducción en un plazo de dos años de un tributo para las bebidas con 5 gramos de azúcar por 100 mililitros y, otro más alto, para las que tienen más de 8 gramos por cada 100 mililitros. 

Con este gravamen el ejecutivo espera recaudar alrededor de  US$771 millones al año, citó  la agencia Reuters.

Según José Manuel Restrepo, rector de la Universidad del Rosario, este es un instrumento muy valioso para reducir los problemas de salud y, a su vez, generar un gran impacto fiscal en las economías. 

“Esta tendencia se da a raíz de que la sociedad, en la actualidad, está muy preocupada por mantener unos hábitos de vida saludables”, remarcó. 

Si en el pasado fueron el tabaco y las bebidas alcohólicas, hoy cada vez es más creciente la preocupación global por el aumento en el consumo de las bebidas azucaradas que, de acuerdo a diversos estudios científicos, brindan sólo calorías vacías que contribuyen al síndrome metabólico (ligado al sobrepeso y obesidad) o a la resistencia a la insulina, lo que provoca diabetes. 

Durante los últimos años, varios países han utilizado este mecanismo como medida de salud pública y forma de recaudo fiscal.

En la lista destaca el caso de México que ocupa el  primer lugar a nivel mundial en consumo de refrescos con 163 litros por persona al año, 40 % por encima de los estadounidenses que toman 118 litros. Esta preocupante situación llevó al Gobierno  en 2013 a imponer un gravamen de 1 peso por litro a las bebidas con azúcares agregadas. 

En Colombia, Alejandro Gaviria, ministro de Salud, propuso  imponer estos impuestos con la expectativa de recaudar $1,89 billones para beneficiar a la salud pública.

Según Fernando Ramírez, vicerrector de investigaciones de la Universidad de La Salle, esta sería una medida de carácter preventivo para el país. “Sin duda, es un instrumento que desalienta el consumo porque el costo se traslada a los productos y cambian las reglas de la industria, lo que afectaría a toda la cadena productiva”.

A nivel mundial, estas políticas se han implementado en países como Noruega (1981), Australia (2000), Hungría (2011) y en diversas islas del Pacífico  que encabezan los rankings de obesidad internacionales.

A pesar del sobrepeso, Colombia no actúa
En Colombia, 51,2% de las personas entre 18 a 64 años presentan algún tipo de exceso de peso, lo cual indica que al menos una de cada dos personas en este grupo de edad tiene sobre peso, según la Encuesta Nacional de Salud Nutricional en Colombia (Ensin). Este problema y la obesidad, en estas edades, afectan en mayor proporción a las mujeres, a las personas en zonas urbanas y a los niveles más altos del Sisben. Pese a estos indicadores, el país no tiene ningún impuesto adicional a las bebidas azucaradas.

Las opiniones

Luis Fernando Ramírez
Vicerrector de Investigaciones de la Universidad de la Salle
“Si el gravamen es alto caerá el consumo colombiano y afectará a toda la cadena agroindustrial del país. Si la tarifa es simbólica es como una medida de salud”. 

José Manuel Restrepo
Rector de la Universidad del Rosario
“El impuesto tiene dos connotaciones. Es una suma muy importante para generar ingresos fiscales y, a la vez, puede contribuir a mantener el sistema de vida saludable”.