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Los votantes irlandeses apoyaron el nuevo tratado fiscal de la Unión Europea en un referendo ayer, salvando a Europa de un gran dolor de cabeza pero dejando al Gobierno con poco tiempo para celebrar, mientras los problemas en la zona euro siguen repercutiendo en el país.
El Gobierno había hecho campaña para que los votantes apoyaran el tratado, argumentando que un rechazo podía dañar una necesaria llegada de inversiones y plantear serias dudas sobre la financiación del país.
Los resultados finales mostraron que sólo cinco de los 43 distritos votaron por el 'No', con el 60% del electorado a favor de la propuesta.
'Es un suspiro de alivio para el Gobierno, más que una celebración', dijo a la prensa el ministro de Transportes, Leo Varadkar, mientras veía el recuento de votos en Dublín.
Dos fuentes del Gobierno habían comentado a Reuters después del cierre de la votación el jueves que el tratado seguramente se aprobaría por un margen de más de tres a dos, citando datos de los centros electorales. La participación del 50% fue cercana al promedio para un referendo.
Irlanda ha sido presentada por sus socios europeos como ejemplo de austeridad, aplicando un rescate de la UE y el FMI de ?$85.000 millones (US$106.000 millones) al pie de la letra mientras otros, en especial Grecia, se habían mantenido en el centro de los temores de deuda de la zona euro.
Sin embargo, el país necesita desesperadamente que los problemas europeos se suavicen si quiere reforzar una clase de crecimiento basado en la exportación que permita reducir su deuda, que podría alcanzar un peligroso máximo del 120% del PIB el año que viene, y reducir el desempleo.
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