La opción militar de Donald Trump para Venezuela empieza a ganar partidarios

Cuando hace un año el presidente Donald Trump dijo que Estados Unidos estaba evaluando una “opción militar” para Venezuela, casi nadie en Washington lo consideró una buen idea.

Hoy, conforme Venezuela se desliza hacia la dictadura y el desmoronamiento, desatando una crisis migratoria de millones de personas, el apoyo a tal medida se discute abiertamente. La idea de usar la fuerza para derrocar al gobierno del presidente Nicolás Maduro gana adherentes, aunque sigue siendo claramente una opinión minoritaria.

Marco Rubio, senador republicano por Florida, dijo el mes pasado que durante años buscó una solución pacífica para Venezuela, pero que ahora hay “muy fuertes argumentos” a favor de que es una amenaza de seguridad para la región y los Estados Unidos que requiere el uso de las fuerzas armadas estadounidenses.

Este mes, mientras hablaba en Cúcuta, la ciudad fronteriza colombiana que es el punto de cruce más importante para los migrantes, el secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, dijo que la intervención militar no debería descartarse, aunque más tarde sugirió que había sido malinterpretado.

‘Podría ser derrocado’
Trump no se ha retractado. El martes en las Naciones Unidas, les dijo a los periodistas que le preguntaron por una intervención militar que no tenía intenciones de hacer públicos sus planes, agregando: “Es un régimen que francamente podría ser derrocado muy rápidamente por los militares, si los militares deciden hacerlo”.

Fernando Cutz, que fue asesor sobre América del Sur hasta el año pasado en el Consejo de Seguridad Nacional, dijo el lunes en el Centro Wilson de Washington que una intervención militar multilateral podría ser la mejor solución para Venezuela.

En parte, lo que impulsa el cambio de discurso es que las fuerzas armadas venezolanas, consideradas desde hace mucho la espina dorsal del apoyo al gobierno, muestran grietas de disenso cada vez más profundas. En los últimos 12 meses hubo varios intentos menores de los militares de derrocar a Maduro, incluso mediante el uso de un dron armado en un desfile militar.

Algunos destacados exiliados venezolanos también apoyan la idea. El líder opositor Antonio Ledezma ha reclamado una “intervención humanitaria”, mientras que el profesor Ricardo Hausmann, economista de Harvard que fue ministro de Planeamiento del país en la década de 1990, dice que una solución a la crisis está “supeditada a un cambio de régimen”.

El gobierno, por su parte, ha intensificado la represión, usando los intentos de golpe y la supuesta amenaza de un ataque como pretexto para encarcelar a los dirigentes opositores.

Obviamente, las intervenciones militares estadounidenses a menudo han tenido malos resultados y cargan con un enorme bagaje histórico. Este mes, los gobierno del llamado Grupo Lima, integrado por Brasil, México, Perú y Chile, emitieron un comunicado en el que rechazaban el uso o la amenaza de la fuerza en Venezuela.

Al mismo tiempo, casi ninguno de los vecinos de Venezuela trata ya de defender la legitimidad de su gobierno.

“Ha habido un cambio en cuanto a aceptar que es una dictadura”, dijo el lunes el presidente de Argentina, Mauricio Macri, en una entrevista de Bloomberg en Nueva York en la que destacó que se opone a una intervención militar. “Todos aceptan que ya no es una democracia”.