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De la facturación de la compañía, 58% proviene del negocio exterior.
Sacyr cerró el ejercicio de 2017 con un beneficio neto de US$159 millones, lo que supone una mejora de 8,7% respecto al año anterior.
Este crecimiento vino impulsado tanto por la buena marcha del negocio internacional como por la aportación de la participación que la constructora tiene en Repsol. Sacyr se anotó en sus resultados una partida de US$299 millones por la parte del beneficio de la petrolera que le corresponde en virtud del porcentaje de 8,2% que tiene en su capital.
Por su parte, la facturación del grupo que preside Manuel Manrique aumentó un 8,1%, hasta US$3.800 millones. Los incrementos registrados en las áreas de Servicios (+4,8%), Industrial (+30,5%) y Concesiones (+10,9%), compensaron la caída del 2% en la cifra de negocio de Construcción, que se redujo hasta US$1.504 millones.
De la facturación de la compañía, 58% proviene del negocio exterior, porcentaje que se eleva al 73% en la cartera de proyectos. El ebitda del grupo que preside Manuel Manrique ascendió a US$518 millones, 17,5% más.
Sacyr cerró 2017, año en el que acabó de liquidar el pasivo que tenia vinculado a su inversión en Repsol, con una deuda neta de US$4.205 millones, lo que representa un recorte de 8% respecto al ejercicio anterior.
De esa cifra, US$3.094 millones corresponden a la financiación de proyectos a muy largo plazo, deuda que, según explica la compañía, se repaga con los flujos de caja generados por los proyectos.
Sacyr ha recuperado este año la retribución ordinaria al accionista, suspendida desde 2011 con la excepción del pago extraordinario de US$0,06 por acción efectuado en 2015. Lo ha hecho en forma de scrip dividend (dividendo flexible), de modo que los accionistas podrán elegir entre US$0,063 por acción en efectivo o, en caso de que prefieran recibir títulos, uno nuevo por cada 48 disponibles.
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