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América Latina vivirá este año una difícil coyuntura económica y social, con una connotación mayor en el caso venezolano
La pandemia del covid-19 ha golpeado al mundo como no se tenga recuerdo en la historia. Las cifras sanitarias y el desplome del PIB y el comercio mundiales muestran un panorama desolador. El planeta entró en recesión y se paralizaron sectores fundamentales de la economía. Según la CEPAL, la contracción del PIB global será del 3% en 2020, y para América Latina del -5,2%. El impacto será mayor en los países maduros como EE.UU. (-5,9%), la Unión Europea (-7,1%) y Japón (-5,2%).
América Latina vivirá este año una difícil coyuntura económica y social, con una connotación mayor en el caso venezolano, pues el país registra cinco años de caída en el PIB, hasta acumular un 70%, hecho sin precedentes en la historia contemporánea. En el caso de Colombia, cuya economía brilló a nivel regional en 2019, con un crecimiento del 3,3%, la CEPAL estima que el PIB decrecerá en 2020 en 2,4%, cifra mala, pero menos grave que para Argentina (-5,7%), Brasil (-5,3%) y México (-6,6%).
Para Colombia, México y Venezuela, con alta dependencia del sector minero-energético, la drástica caída de los precios del petróleo, debido a la reducción de la demanda mundial de energía, implicará un fuerte impacto fiscal y en el ingreso de divisas, lo cual ha obligado a recurrir a un mayor endeudamiento y déficit fiscal, para garantizar liquidez, sostener el empleo y el aparato productivo.
La desaceleración de las economías asiáticas, en especial las de China e India, traerá consigo una fuerte reducción de la demanda de commodities y consecuencias negativas sobre la economía de los países en desarrollo, suplidores de dichos mercados. Las estimaciones de la OCDE del PIB de China e India para 2020, eran de 4,9% y 5,1%, respectivamente. Ahora, se estima que para China solo será de +1,2%.
El anuncio de un acuerdo entre países OPEP y no OPEP (Rusia), para reducir cerca de 20 millones de b/d del mercado, de los cuales correspondería 9,7 millones b/d a los países OPEP para mayo y junio de este año, luego 8 millones de b/d entre julio y diciembre, y 6 millones de b/d entre enero y abril de 2022, no ha sido suficiente para controlar la sobreoferta mundial.
De acuerdo con la OPEP, la expansión de la COVID-19 ha hundido el crecimiento económico y el mercado petrolero mundial, con consecuencias “impredecibles, peligrosas y disruptivas”. La Conferencia Ministerial de dicha organización de marzo de 2020, reafirmó el propósito de lograr un mercado petrolero estable y balanceado, en el interés de la economía global. Pero no ha sido fácil concretar acuerdos entre el principal exportador OPEP: Arabia Saudita, y el mayor productor No-OPEP: Rusia, para disminuir la sobreoferta mundial, ocasionando el derrumbe de precios de la cesta OPEP en abril 2020 a US$ 2,,99 por barril, en el peor momento la pandemia.
Las estadísticas OPEP revelan que la demanda mundial fue de 99,74 millones de b/d en 2019, superior a la de 2018 en 0,92%. Las estimaciones para 2020 preveían un crecimiento de la demanda global en 0,99% a 100,73 millones de b/d, de los cuales los países OCDE se mantendrían sin aumento, en tanto que los países emergentes incrementarían la demanda en 1,99%. Estas cifras no guardan relación alguna con la realidad actual. Mientras la oferta petrolera se ha reducido en solo 2%, la demanda lo ha hecho en 20%.
Petrobras, de Brasil y Pemex de México están cerrando suministros, y muchos campos en el Mar del Norte y EE.UU. se han vuelto antieconómicos. Las grandes compañías del mundo están recortando sus presupuestos para este año. En Colombia, Ecopetrol ha reducido su plan de inversiones en US$ 1.200 millones; la meta nacional de producción promedio se estima en 850.000 b/d, si el precio Brent alcanza los US$ 35 por barril, contra el pronóstico de 900.000 b/d, pero si los precios cayeran en promedio a US$ 30, la producción del año se ubicaría en torno a 800.000 b/d. Complejo panorama, esperando que hacia finales del año, los precios puedan alcanzar niveles cercanos a US$ 40 por barril.
Según Bloomberg Intelligence, la demanda de gas del sector energético estadounidense podría aumentar hasta 30% en 2030 con respecto a los niveles actuales
La proyección del MEF se basa en que en este semestre el sector se recupere sostenido por una mayor producción de petróleo
Jay Shambaugh, subsecretario del Tesoro para Finanzas Internacionales, dijo en un acto del Atlantic Council que el Tesoro estaba trabajando con estas instituciones