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Los fanáticos, que comenzaron a congregarse 12 horas antes del show que comenzará a las 8:30 hora local, eran custodiados por la policía.
"Me encanta Mick Jagger. Siempre he soñado con esto. No podía dormir sabiendo que estaría aquí", dijo Angela Menéndez, quien llegó de madrugada a la sede del show y trabaja en un hospital cercano.
Cubanos y visitantes de México, Canadá, Alemania, Colombia y Ecuador mostraban jeans y camisetas con los logotipos de los Stones.
"Es un placer estar en Cuba, daremos un show especial para los cubanos", dijo Jagger, líder de los Stones, poco después de aterrizar en La Habana.
Jagger junto a Keith Richards, Charlie Watts y Ronnie Wood cierran con el concierto en La Habana el "Olé Tour", el tramo latinoamericano que los llevó antes a Argentina, Brasil, Colombia, Chile, México y Perú como parte de su gira mundial.
Bob Pover, un consultor de Montreal, dijo que había planeado asistir al recital desde diciembre cuando escuchó por primera vez que los Stones actuarían en Cuba.
"No soy un fan de los Rolling Stones, pero esto es historia", dijo. "¿Cómo perdérsela? Esto es más que un espectáculo musical", agregó.
La música de los Stones, como la The Beatles y Elvis Presley, fue prohibida por el Gobierno comunista en las décadas de 1960 y 1970. Sus canciones eran consideradas "diversionismo ideológico".
Pero Jagger dijo a periodistas a su llegada: "El tiempo lo cambia todo". La banda británica trasladó a Cuba 61 contenedores con unas 500 toneladas de escenografía, altavoces, luces y pantallas de video.
"Esto es lo máximo. Para mí es la consagración", dijo el cubano Juan Carlos León, de 57 años, que se entretenía cantando su propia versión del éxito Satisfaction. "Los he esperado toda la vida", agregó.
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