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Sánchez quiere asegurarse de que China no contraatacará a Bruselas elevando sus propios aranceles a los vehículos importados
El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, se reunió el lunes con el presidente chino, Xi Jinping, y dijo que espera que la Unión Europea pueda evitar una guerra comercial con China, incluso a pesar de que Bruselas sopesa imponer aranceles a los vehículos eléctricos fabricados en China.
Sánchez dijo en actos empresariales antes de reunirse con Xi que medidas como la imposición de aranceles adicionales de la UE a los vehículos eléctricos chinos eran "desafiantes" y que España trabajaría por un consenso negociado en la Organización Mundial del Comercio, según una fuente gubernamental.
"Una guerra comercial no beneficiaría a nadie", dijo Sánchez, añadiendo que buscaba crear igualdad de condiciones en cooperación con las empresas chinas.
En junio, Pekín advirtió de que la escalada de fricciones con la Unión Europea a causa de sus coches eléctricos podría desencadenar una guerra comercial, pocos días después de que China intensificara las tensiones anunciando una investigación "antidumping" sobre las importaciones europeas de carne de cerdo.
En agosto, China subió aún más la apuesta al iniciar una investigación sobre las subvenciones a los productos lácteos del bloque de 27 países.
España exportó en 2023 productos porcinos por valor de US$1.500 millones, según datos de las aduanas chinas, más que los Países Bajos y Dinamarca, segundos y terceros en la lista, con US$620 y US$608 millones, respectivamente.
El año pasado, España también vendió a China productos lácteos por valor de US$50 millones.
"Queremos tender puentes para defender juntos un orden comercial justo", dijo Sánchez al primer ministro chino, Li Qiang, antes de reunirse con Xi.
"Nuestro objetivo es mantener el impulso político de la relación bilateral, reforzar la relación económica y comercial y apoyar la cultura, la educación y la ciencia españolas en China", dijo la cuenta oficial X de Sánchez sobre un vídeo de su llegada a Pekín el domingo.
Sánchez quiere asegurarse de que China no contraatacará a Bruselas elevando sus propios aranceles a los vehículos importados con motores de gasolina de gran cilindrada,como han sugerido los medios estatales chinos, ya que eso podría perjudicar a Seat, un fabricante de automóviles propiedad de Volkswagen que es uno de los mayores empleadores de España.
Y aunque los anuncios de Pekín de enero y mayo de que también examinaría si el brandy europeo y los copolímeros POM (un tipo de plástico de fabricación) se habían vendido a China por debajo de los precios de mercado afectarán más a París y Berlín que a Madrid, el bloque europeo probablemente espere que Sánchez pueda rebajar un poco la tensión.
El periódico estatal Global Times afirmó el lunes que "es importante que China y España puedan mantener una comunicación constructiva sobre cuestiones comerciales", citando a Zhao Junjie, académico afiliado a la Academia China de Ciencias Sociales.
China ha estado presionando a los Estados miembros de la UE para que rechacen la propuesta de la Comisión Europeade adoptar aranceles adicionales de hasta 36,3% sobre los vehículos eléctricos fabricados en China cuando la voten en octubre.
Las restricciones se sumarán al arancel estándar de 10%, a menos que una mayoría cualificada de 15 Estados miembros que representen a 65% de la población de la UE vote en contra.
En una votación consultiva celebrada en julio, España, Francia e Italia apoyaron los aranceles, mientras que Alemania, Finlandia y Suecia se abstuvieron.
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