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El asalto a la terminal de importación de combustible de Ras Issa es uno de los más grandes y mortíferos desde que Trump ordenó la campaña aérea
Estados Unidos atacó durante la noche un puerto petrolero clave de Yemen controlado por los hutíes y dejó decenas de muertos, según los militantes respaldados por Irán, lo que aumenta el espectro de un conflicto cada vez mayor en Oriente Medio.
El asalto a la terminal de importación de combustible de Ras Issa pareció ser uno de los más grandes y mortíferos desde que el presidente estadounidense Donald Trump ordenó una campaña aérea contra los hutíes a mediados de marzo. Hasta el momento, los ataques no han logrado detener los ataques marítimos hutíes en el Mar Rojo ni los ataques con misiles contra Israel, lo que ha llevado al ejército estadounidense a considerar apoyar una ofensiva terrestre contra el grupo por parte de facciones yemeníes.
Ras Issa, ubicada a unos 60 kilómetros (37 millas) al norte de la ciudad de Hodeida, en el Mar Rojo, fue atacada más de una docena de veces por aviones de combate estadounidenses. Al menos 74 personas, la mayoría trabajadores portuarios, murieron y 171 resultaron heridas, según las autoridades sanitarias de la zona, controladas por los hutíes. Ras Issa es la principal vía de acceso para el combustible que llega al territorio controlado por los hutíes.
El Comando Central de Estados Unidos, que supervisa al ejército estadounidense en Medio Oriente, dijo en una declaración en X que el objetivo “era degradar la fuente económica de poder de los hutíes”.
Centcom no hizo comentarios sobre las víctimas y no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios de Bloomberg.
“Este ataque no pretendía perjudicar al pueblo de Yemen, que con razón desea liberarse del yugo de la subyugación hutí y vivir en paz”, declaró el Centcom en X. Los hutíes “utilizan el combustible para sostener sus operaciones militares, como arma de control, y para beneficiarse económicamente de la malversación de las ganancias de la importación”.
Hasta el último incidente, las autoridades sanitarias hutíes afirmaban que unas 120 personas habían muerto desde los primeros ataques del 15 de marzo. Los hutíes han reconocido la muerte de al menos 40 de sus combatientes, incluyendo algunos con rango de coronel. Su líder, Abdul Malik Al-Houthi, sigue prófugo.
En un discurso pronunciado el jueves, Al-Houthi prometió “seguir librando la yihad” contra “la tiranía estadounidense e israelí”.
Poco después del ataque a Ras Issa, sonaron las sirenas en todo Israel debido a lo que el ejército israelí describió como el lanzamiento de un misil desde Yemen. El proyectil fue derribado, según el ejército israelí, sin reportes de víctimas.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán dijo que los ataques a Ras Issa fueron “bárbaros” y que Estados Unidos era “cómplice y socio de los crímenes de Israel”.
La última escalada de las operaciones estadounidenses se produce en medio de conversaciones entre Washington y las fuerzas antihutíes en Yemen, así como con los países del Golfo Pérsico, sobre la posibilidad de lanzar una ofensiva terrestre liderada por Yemen. La intención sería expulsar a los hutíes de Hodeida y posiblemente de la capital, Saná, según informó Bloomberg esta semana.
Poco después de regresar al poder en enero, Trump designó a los hutíes como organización terrorista extranjera. El inicio de los ataques aéreos dos meses después tenía como objetivo poner fin a los ataques hutíes contra buques de guerra y buques comerciales —que han incrementado las tarifas de flete internacionales—, así como a los ataques con misiles contra Israel.
Los hutíes han ocupado Saná, Hodeida y otras zonas desde que derrocaron al gobierno yemení hace aproximadamente una década. Afirman actuar en solidaridad con los palestinos y que continuarán hasta que termine la guerra entre Israel y Hamás en Gaza.
Los hutíes han recibido un importante apoyo militar y técnico de Teherán en los últimos años, pero tienden a actuar de forma más independiente que otros representantes de Irán, como Hezbolá en el Líbano.
Aunque Estados Unidos afirma que los ataques también buscan presionar a Irán, continúa las conversaciones diplomáticas con la República Islámica. Estas comenzaron el fin de semana pasado en Omán y está prevista una segunda ronda en Roma para el sábado. Trump ha amenazado con tomar medidas militares contra Irán a menos que acepte un acuerdo que limite sus actividades nucleares.
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