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Trump no "perderá el tiempo" con Argentina si Milei pierde elecciones de medio término
Una Argentina fuerte, estable, y sobre todo, alejada de negocios con China, refuerza lo que explícitamente es el interés estratégico de EE. UU.
Estados Unidos está intentando crear una fisura en los negocios entre Argentina y China. Mientras Argentina depende de los bancos estadounidenses y de Wall Street para un rescate, la administración de Donald Trump está presionando a la nación sudamericana para que limite la influencia de Beijing.
En las últimas semanas, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, mantuvo conversaciones con Luis Caputo, ministro de Economía de Argentina, para frenar el acceso chino a los recursos del país, incluidos minerales estratégicos, y explorar que EE. UU. amplíe su participación en el abastecimiento de uranio argentino, según fuentes familiarizadas con las conversaciones. Además, funcionarios estadounidenses buscaron que Argentina firme contratos con empresas norteamericanas para liderar proyectos de infraestructura e inversiones en sectores clave como telecomunicaciones, como contrapeso a la creciente presencia de China.
China es actualmente el segundo socio comercial de Argentina, después de Brasil, y el mayor comprador de sus exportaciones agrícolas. La portavoz del Tesoro de EE. UU. declaró: “Estabilizar a Argentina es ‘Estados Unidos primero’. Una Argentina fuerte y estable refuerza un próspero hemisferio occidental, lo cual está explícitamente en el interés estratégico de EE. UU.” Por su parte, el Ministerio de Finanzas de Argentina decidió no emitir comentarios, y desde la oficina del presidente Javier Milei no respondieron a las solicitudes de declaraciones.
Estas conversaciones surgen en un momento en que Argentina recurre cada vez más a Estados Unidos en busca de ayuda. La administración de Milei, con una agenda de reformas económicas agresivas, se enfrenta a múltiples obstáculos. La inflación desbordada, recortes de gasto público impopulares, vencimientos de deuda elevados el año próximo, caída de reservas y fuga de capitales hacia el dólar, todo en un contexto de elecciones de medio término.
A raíz de una derrota electoral provincial en septiembre, que provocó una fuerte depreciación del peso y reveló un debilitamiento del apoyo público al plan de mercado de Milei, Caputo viajó a Washington para reunirse con Bessent. En ese encuentro se acordó un swap de divisas de US$20.000 millones con el Tesoro estadounidense, así como una línea de crédito de otros US$20.000 millones liderada por bancos de EE. UU., pendiente aún de estructura, garantías o activos de respaldo.
Uno de los ejes principales del diálogo entre Caputo y Bessent fue alentar a Argentina a reducir la creciente presencia de China en su territorio. Si Beijing fuese excluida, EE. UU. ganaría ventaja en medio de las tensiones comerciales crecientes con China, especialmente tras las restricciones chinas a las exportaciones de tierras raras, esenciales para la electrónica y la industria tecnológica, y la amenaza de Trump de imponer aranceles del 100% sobre productos chinos a partir de noviembre. En este contexto, la administración hizo de la contención de la influencia china en América Latina una prioridad de seguridad nacional; como afirmó el almirante Alvin Holsey, jefe del Comando Sur, China “está atacando los intereses de EE. UU. desde todas las direcciones”.
Tras el anuncio del acuerdo con Argentina, Trump y su equipo dejaron en claro a Milei que esperan que disminuya los vínculos con China.
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