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Lighthizer, representante comercial de EE.UU.; Mnuchin, secretario del Tesoro; y el viceprimer ministro chino, Liu He, en Shanghai en julio.
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El principal negociador comercial de Pekín habló por teléfono con sus homólogos estadounidenses
China ofreció su mensaje más positivo en las últimas semanas de que las conversaciones comerciales con EE.UU. se desarrollan sin problemas después de una llamada telefónica ayer entre los principales negociadores de los países, lo que aumenta las perspectivas de un acuerdo limitado.
El Ministerio de Comercio de China dijo que las dos partes habían “alcanzado un consenso para resolver adecuadamente los problemas relacionados”. El mensaje, aunque breve, siguió a una llamada telefónica entre el principal negociador comercial de China, Liu He; y sus homólogos estadounidenses, el Representante Comercial, Robert Lighthizer, y Secretario del Tesoro, Steven Mnuchin.
El lenguaje optimista se produce después de que el máximo órgano de formulación de políticas del Partido Comunista Chino y el gabinete del estado emitieron el fin de semana directrices para una mayor protección de los derechos de propiedad intelectual, una preocupación central para Washington.
“Creo que China está ansiosa por llegar a un acuerdo”, dijo Jingzhou Tao, un abogado de Dechert LLP con sede en Beijing que asesora a multinacionales en negocios en China y ha estado siguiendo las conversaciones comerciales.
“No pueden permitirse que esta incertidumbre eclipse su economía”.
Pekín y Washington están buscando un acuerdo comercial interino que, como mínimo, suspenda los aumentos arancelarios de EE.UU., mientras que China garantiza que sus empresas estatales comprarán más productos agrícolas estadounidenses.
La parte estadounidense también siente presión para llegar a un acuerdo, tanto para darle al presidente Trump una victoria para impulsar los mercados, que esperan un acuerdo, como para levantar su esfuerzo de reelección. Los asesores políticos de la Casa Blanca han debatido durante meses si el presidente está mejor servido si tiene un acuerdo con China que pueda promocionar, o una disputa continua que muestre su falta de voluntad para ceder ante Beijing.
Un acuerdo preliminar serviría para ambos propósitos, dicen sus asesores. Trump podría decir que logró llegar a un acuerdo que abrió un poco la economía china, y argumentó que solo él podría lograr presionar a Beijing para que haga concesiones más completas más adelante.
Las declaraciones positivas de Beijing se producen cuando otro tema delicado sigue sin resolverse. El Congreso aprobó un proyecto de ley la semana pasada por mayorías a prueba de veto destinadas a mostrar solidaridad con los manifestantes en favor de la democracia en Hong Kong. El presidente sugirió que tiene reservas sobre la firma de la legislación en medio de las negociaciones comerciales de alto riesgo con China.
Pekín está preocupado de que Trump apruebe el proyecto de ley de Hong Kong, que impone revisiones anuales de Estados Unidos sobre si China está respetando la autonomía de Hong Kong. Beijing considera esa condición como una violación de su soberanía y una extensión del apoyo a los manifestantes prodemocráticos.
Una firma presidencial en el proyecto de ley podría dificultar políticamente al presidente chino, Xi Jinping, firmar un acuerdo comercial en el corto plazo.
Si bien ambas partes dicen que están avanzando en el comercio, las discusiones se han llevado a cabo a nivel ministerial. Ni Trump ni Xi han firmado aún un acuerdo interino. En el pasado, los posibles acuerdos se han desmoronado debido a las objeciones de cualquiera de los líderes.
Lo más significativo es que las dos partes todavía están negociando no solo para retener las nuevas tarifas, sino también para reducir las existentes.
Pekín y Washington están buscando un acuerdo provisional que, como mínimo, suspenda los aumentos arancelarios de Estados Unidos, mientras que China garantiza que sus empresas estatales comprarán más productos agrícolas estadounidenses.
Estados Unidos también está presionando para que Beijing acepte formalmente no mantener su moneda subvaluada para ayudar a sus exportadores y endurecer la protección de la propiedad intelectual. Esos artículos representan solo una pequeña parte de lo que Estados Unidos busca de China. Los funcionarios de la administración dicen que no esperen problemas más fundamentales, como los subsidios chinos, el comportamiento de las empresas estatales y la presión china sobre las compañías estadounidenses para que transfieran tecnología a sus socios chinos para ser una gran parte, o posiblemente cualquier parte, de un trato provisional.
"Las condiciones políticas ya no son propicias para un gran problema", dice Clete Willems, exnegociadora comercial de la Casa Blanca que ahora trabaja en el bufete de abogados de Washington Akin Gump. “Eso no significa que un acuerdo incremental sea algo malo. Estados Unidos puede progresar en algunos asuntos al tiempo que limita la escalada. Desde un punto de vista más amplio, las dos partes deben aprender a trabajar juntas ".
Las dos partes también han estado discutiendo dónde, o si, los Sres. Trump y Xi se reunirían para firmar un acuerdo parcial. Esos planes se desmoronaron después de que Chile canceló la cumbre de líderes de este mes del foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico. Otra posible ubicación para firmar un acuerdo sería en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, en enero. Trump ha hablado durante meses sobre Suiza como un "lugar neutral" para una ceremonia de firma entre las dos naciones, dicen personas familiarizadas con las discusiones.
El asesor económico de la Casa Blanca, Larry Kudlow, también dijo recientemente que un acuerdo puede no requerir una cumbre de los dos líderes. Eso podría acelerar la conclusión de un acuerdo. Los chinos desconfían de que una reunión con el impredecible Trump podría llevarlo a hacer nuevas demandas imprevistas.
Liu hizo la llamada el martes después de que los negociadores de EE.UU. Decidieron hacer una visita esta semana, como esperaba la parte china. El Ministerio de Comercio dijo que ambas partes acordaron mantenerse en contacto sobre los asuntos pendientes para un llamado acuerdo de fase uno, sin decir cuáles eran las brechas ni proporcionar una fecha para ninguna reunión.
El punto de conflicto para Beijing sigue siendo la renuencia de los Estados Unidos a reducir los aranceles a la mayoría de sus importaciones chinas. Los aranceles han contribuido a la presión sobre la economía de China, que está creciendo a su ritmo más lento en décadas.
Ninguna de las partes quiere que las conversaciones se desmoronen. Una fecha límite importante es el 15 de diciembre, cuando Trump amenazó con imponer aranceles punitivos a teléfonos inteligentes, computadoras portátiles, juguetes, videojuegos y otros productos chinos por un valor aproximado US$156.000 millones.
Muchos en la administración Trump están tratando de evitar esos aranceles tanto como los chinos porque temen que un aumento de los precios de los bienes de consumo más vendidos conduzca a una reacción violenta de los consumidores contra la ofensiva comercial de China. Los agricultores ya están inquietos porque los aranceles de represalia chinos han apuntado a las exportaciones agrícolas estadounidenses.
Estados Unidos había pospuesto previamente los aranceles sobre los bienes de consumo. Las empresas e inversores estadounidenses creen que la administración Trump podría retrasar los aranceles nuevamente si cree que las conversaciones están progresando.
La parte china se esfuerza especialmente por mantener el rumbo de las conversaciones. Ha estado actualizando al público chino más regularmente, en contraste con abril, cuando fue el optimismo de Estados Unidos por un acuerdo comercial y China, que se mantuvo reticente. Esas conversaciones colapsaron a la hora 11, que Estados Unidos culpó a Beijing por incumplir las promesas.
Esta vez, China ha enviado muchas señales positivas además de sus cálidas palabras el martes y su promesa de fin de semana sobre la protección de la propiedad intelectual. China levantó este mes la prohibición de las importaciones de aves de corral de cuatro años y ha continuado con un flujo constante de compras modestas de productos agrícolas estadounidenses.
En el lado estadounidense, los reguladores han reducido las restricciones a las telecomunicaciones gigante chino Huawei de negocios en lo que algunos vieron como un intento de aliviar las tensiones con Pekín.
El martes, los funcionarios del Departamento de Comercio publicaron su plan para reforzar la seguridad de las telecomunicaciones , y declinaron nombrar a China o Huawei como adversarios extranjeros.
En su promesa de reforzar las protecciones de propiedad intelectual, Beijing estableció puntos de referencia para mejorar en 2022 y 2025. Pero algunos expertos, incluido Tao del bufete de abogados Dechert, dijeron que las directrices redactadas de forma vaga ofrecían pocos detalles sobre cómo los líderes alcanzarían estos objetivos.
Pekín dijo que aumentaría las sanciones por infracción de marca registrada e instruyó a los funcionarios locales a implementar pautas para proteger mejor la propiedad intelectual, pero se demoró en exponer cómo los funcionarios que no detienen las violaciones serían responsables.
"Es más como si estuvieran tratando de cumplir los requisitos de Estados Unidos en las conversaciones comerciales", dijo Tao.
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